Hoy era el primer día sin
ir al cole, que no es lo mismo que sin clase. Como las calles, todo el mundo
pensaba que esto iba a estar vacío. Un buen rato antes de las ocho de la
mañana, mi hora de entrada, ya he estado hablando con mis compañeros por teléfono,
guasap y correo electrónico para tener todo bien organizado cuando llegara la
hora de comenzar. Cada hora su grupo, como si estuviera en el centro.
Ha llegado el momento y
he ido colocando en Classroom sus tareas. Al principio parecía la calle, todo
desierto. De repente en un correo una chica me ponía una ecuación del problema
que estaba haciendo y, como estaba mal, he estado en varios correos dándole
pistas para que lo hiciera ella sola. Al final lo ha conseguido. Mientras
tanto, chicos y chicas de primero de ESO me han empezado a preguntar dónde lo
hacían, si en cuaderno o en folio, o cómo, que si en uno pequeño que tenía por
casa una, que si se copian enunciados otra. Les he ido contestando que como les
resultara más cómodo, no era momento de salir a comprar un cuaderno, está
cerrado.
Poco a poco ha ido
apareciendo gente que iba mandando alguna cosilla hecha ya. Otros volvían a las
dudas y de repente me ha saltado un mensaje privado en Instagram. Era un alumno
mandando fotos de ecuaciones para que se las mirara porque se estaba liando con
tanta x y tanto número.
Ha habido un momento en
que tenía abierto el correo, Classroom con varias ventanas, una por curso y más,
Instagram, Excel, Word, trabajos que iban llegando, ventanas abiertas de
carpetas de los distintos grupos para ir renombrando y guardando los ejercicios
correspondientes. Ha habido un momento que esto tenía más ventanas que el palacio
de Versalles. Ha sido una mañana agobiante que ha ido aumentando en intensidad
con el paso de los segundos. Supongo que se han levantado muy tarde y claro… He
parado más de una hora después de mi teórico horario de hoy y poco a poco han
ido llegando más correos con trabajos y dudas a lo largo del día. Ahora, antes
de cenar, estoy contestando todavía tras un rato de hora y pico de descanso.
Al final haces recuento y
no llega ni a la mitad en algún grupo de ESO y de Formación Profesional Básica ni
la décima parte, pero habrá que seguir empujando desde aquí para que consigan
algo estos chicos. Durante este encierro en casa, mientras no nos permitan
salir por el estado de alarma decretado por el gobierno, no debemos dejarles de
la mano, de manera que cada uno de ellos no se sienta abandonado, a veces no
solo en el plano académico, sino en el emocional. La verdad es que en cada una de
las comunicaciones se notaba ese cariño que nos tenemos a pesar de los pesares.
No ver a quien más quieres duele y mucho, parece que los días no pasan, pero
también tengo ganas ya de volver a estar entre ellos. Que esta pesadilla pase
cuanto antes.
Javier Lozano – 16 – marzo
– 2020
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