jueves, 2 de enero de 2020

A por un nuevo latido


Un año más se ha repetido la historia y hemos visto y oído repetir hasta la saciedad cuánto nos queremos y volar a nuestro alrededor deseos de paz, felicidad y no sé cuántas cosas más a diestro y siniestro, a todo el mundo, cuando pocos días antes…

Ayer por fin comenzó el nuevo año. Bueno, vamos a hacer otro intento más que total es gratis. A partir de este momento, cuando vayamos a hablar de la gente o con la gente, cuando reaccionemos ante el resto de los que nos rodean, pensemos en estos días, en lo deseos muchas veces cargados de una hipocresía adornada tras una falsa sonrisa. Tratemos de darle la vuelta si es posible, y si no más vale dejarlo pasar, pero no inventemos esa otra vida que no existe.

La realidad, el día a día, está conformado de pequeños hechos que muchas veces marcan el devenir de nuestra realidad, incluso en ocasiones van perfilando nuestra vida y con ello hacen crecer nuestra alegría, ilusiones y entusiasmo por vivir, pero también otros pequeños detalles nos van apagando y hundiendo en nuestro interior. La gente tiene una imagen nuestra que hemos ido proyectando siempre y generalmente somos nosotros lo que sabemos que no se corresponde con la actual por multitud de motivos, incluso por simple evolución personal.

Cuando aún faltan algunos flecos de estas fiestas, es hora de centrarse y mirar hacia un futuro que empieza al segundo siguiente del que estamos viviendo, que nos llevará hasta ese final de nuestros días que, vete tú a saber si está muy muy lejos o a la vuelta de la esquina.

Desde que comenzaron estas fiestas he recibido por todos los medios cientos de felicitaciones, la práctica totalidad sinceras. La mayoría, de redes sociales relacionadas con la familia TDAH a nivel mundial, a la que seguiré ayudando si quiere seguir contando conmigo, y con otros trastornos con los que colaboro de todo corazón habitualmente, además de amigos de siempre, más actuales, antiguos alumnos, sus familias, etc. Han sido tantas, cada año son más, que no he llegado a todos. Quiero desear a todos los que me han ido felicitando, desde que empezaron estas fiestas navideñas, lo mejor sin ningún tipo de límites, sin hipocresía, con cariño del de verdad.

Me propongo seguir mostrando mi mejor sonrisa hasta a la gente que no me muestra la suya o que esconde tras ella su otra cara, pero sobre todo seguir estando tras las redes sociales, el teléfono o cualquier medio para quien me necesite para hablar de su problema, generalmente sobre esos hijos e hijas a los que adora y a los que a veces no sabe ya cómo animar. Y ¡cómo no! seguir luchando en el día a día por mis alumnos, esa gente joven con las neuronas revolucionadas y los ojos bien abiertos ante el mucho que les rodea y ante el que muchas veces no saben cómo responder o se equivocan estrepitosamente provocando la ira de gente sin sensibilidad que carga contra ellos como si se levantaran cada día con ganas de reventar todo que se pone ante ellos.

Solo quería recordaros a todas las personas que me apreciáis de verdad, que sigo a vuestro lado un año más, y que el cariño se demuestra día a día, independientemente de las fechas que marca el calendario. Que los días festivos en vuestras vidas sean muchos y que los marque el tic, tac de vuestro corazón.

Feliz año nuevo, día a día, minuto a minuto y latido a latido.

Javier Lozano - 2 - enero - 2020

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