miércoles, 31 de agosto de 2016

Otro primer paso

Llega una vez más el día. El primero de septiembre está ahí y hay que volver al cole, pero no tan alegremente como nos recuerda la tele de la mano de los grandes almacenes y superficies comerciales. Parece una gran fiesta y, tal vez para los chicos y chicas, si supiéramos hacerlo como todos soñamos, debería serlo, pero dista mucho de ello a pesar de tanta corriente que aparece cada año de todo tipo y que los que llevamos ya mucho tiempo en esto vemos que van pasando sin ni siquiera dejar un leve poso muchas de ellas.

Ahora nos toca a las personas que debemos estar al frente de ese barco llamado clase, repleto de chicos y chicas que esperan no naufragar en el intento de cruzar el océano de su escolaridad, aunque al final muchos se ahogan por el camino y no pocos consiguen a duras penas pasarlo al final a nado. Antes de salir para nuestro centro debemos ver si nuestra cartera tiene los materiales necesarios. No, no me refiero a esos exámenes de septiembre que mañana empezaremos a poner como armas de destrucción masiva, disfrazándolos como una mano tendida a la esperanza de cada alumno. La verdad es que en ellos veremos, como mucho, el sacrificio por memorizar y entender alguna que otra cosilla de algunos, pero nunca si este tiempo les ha servido para poder darse cuenta de que gestionar el conocimiento es algo más que engullir nombres, fechas, fórmulas o definiciones. Claro que si antes no les enseñamos esta nueva forma de aprender, difícilmente los descubrirán ellos solos, y menos en esos esporádicos momentos al lado de la playa o por el pueblo mientras sus amigos corretean por ahí.

Es importante que nos planteemos ahora, ante la llegada del nuevo curso, una nueva forma de trabajar, de estar junto a nuestros alumnos y sus familias en todo momento. La innovación, muy en boca de todos hoy en día, no consiste sólo en retomar antiguas teorías de la educación que mostraron su efectividad hace tiempo y a las que en muchos centros no se les hizo ni caso porque era más cómodo lo que siempre se había hecho o simplemente por desconocerlas. Tampoco en inventar por inventar y mucho menos en tratar de montarse en el carro de vendedores de humo que el viento de la cordura esfumará en poco tiempo como siempre ha ocurrido. La realidad debe llevarnos a plantearnos qué queremos para nuestros alumnos, para nuestros centros y una vez conseguido definir el objetivo a unos pocos años vista, implicar a toda la comunidad educativa empezando por la totalidad del profesorado, formación incluida, y a partir de ahí y tomando decisiones poco a poco, consensuadas por todos, avanzar hacia ese objetivo prefijado.

Por todo ello, creo que estos días debemos tener bien despiertos los sentidos y nuestra mentalidad de educadores nos tiene que ayudar a dar un toque distinto a nuestro trabajo, para que en unos pocos días más, cuando nuestros alumnos comiencen a entrar por la puerta no vean los mismos gestos de siempre y las mismas rutinas absurdas que les aburran un año más. Seamos capaces cada uno de nosotros de hacer algo distinto que les ayude a refrescar y renovar la idea que tienen de lo que es la escuela. Hagamos un esfuerzo, no cuesta tanto y está en nuestras manos. De nosotros depende dar el primer paso de una verdadera innovación, la que parte de nuestra labor diaria.


Javier Lozano, 31 - Agosto - 2016

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