Hoy
toca control de matemáticas en un grupo de primero. Daría igual de otra
asignatura y también el grupo. La dinámica que se desata nada más entrar al
aula es muy similar, pero retrocedamos unos metros. Te invito a entrar. ¿Te
apetece acompañarme?
Me
acerco al aula, abro la puerta y van entrando chicos y chicas para colocarse en
sus pupitres, no sin antes acercarse al final del aula a dejar sus abrigos en
las perchas, eso sí, ya de paso una charrada no viene mal para terminar la conversación
iniciada minutos antes de entrar y que parece o tener fin.
Les
dices suavemente que se sienten, que ya va siendo hora de dejar la charla para
después, que el tiempo corre y que más tarde lo van a necesitar. La mayoría se
va sentando mientras algunos, como si su oído captara otra longitud de onda
siguen a lo suyo.
Empiezas
a repartir los funestos papeles y recuerdas que ya no se puede hablar, eso como
media docena de veces. Por fin se llena la clase de silencio cuando una mano se
levanta…
- ¿Qué día es hoy?
- 12 -contesto amablemente-
- Gracias.
El
control sigue y otro alumno me llama.
- ¿Puedes venir?
- ¿Puedes venir?
Voy
y me pregunta que si en tal pregunta tal hay que calcular el resultado.
- Anda, mira bien el enunciado ¿qué pone? -le digo-
Una
sonrisa se dibuja en su cara al ver que pone en negrita “Calcula” el resultado.
De
repente, cuando ya llevamos un buen rato, vuelve a levantase otra mano…
- ¿A
cuánto estamos?
- A
12 como al principio, solo llevamos unos minutos más. A ver, por favor, atentos
todos un momento, el día no va cambiar hasta las 12 de la noche, así que hasta
que termine el examen estamos a 12, podéis estar tranquilos. ¿De acuerdo?
- Ya
he terminado -se oye por la tercera fila y se levanta para traérmelo-
- Sabes
que siempre los entregamos todos a la vez ¿recuerdas?
Con
cara de extrañeza vuelve a su sitio y se sienta.
- ¿Estamos
a 12?
Respiras
hondo, muy hondo y contestas como si fuera la primera vez que escuchas la
dichosa preguntita.
- Sí, todo el día.
- ¿Lo puedo entregar que ya he terminado?
Así
discurre un control cualquiera en un grupo cualquiera, de un colegio
cualquiera, os lo puedo asegurar. Esto es solo una muestra para que os hagáis
una ligera idea, el resto pasa entre preguntas que no puedes contestar porque
te preguntan directamente la respuesta o porque quieren que les confirmes si lo
que te cuentan es lo que hay que contestar.
Si
esto es así en un examen en el que tienen que concentrarse ¿Qué no va a suceder
a mitad de una clase donde la ventana nos llama con su luz transportándonos al exterior
y de ahí a vete tú a saber dónde? ¿Qué no va a ocurrir si vemos pasar una
notita de papel entre dos compañeros o si por el aire vuela una conversación
llena de cotilleos sugerentes? ¡Vamos! Que si alguien se
aburre un día de estos os invito a que me acompañéis en cualquiera de mis
clases. Seguro que no os vais a aburrir. ¡Ah! Seguimos a 12.
Javier
Lozano, 12 abril, 2016
Como siempre me encanta,por cierto a q día estamos???jajaja
ResponderEliminarMuchas gracias una vez más por tu comentario. Hoy ya no estamos a 12, que cada veinticuatro horas lo cambian. Ya es 16, que he tardado un poco en contestarte.
EliminarMe encanta, que paciencia la tuya que suerte tienen tus alumnos...sigue igual...
ResponderEliminarGracias Paqui. Es que en nuestro trabajo si no tuviéramos paciencia, mucha paciencia, mal, y aún así a veces... De todos modos la suerte la tengo yo con estos chicos y chicas que cada día nos enseñan algo nuevo y nos sorprenden con su cariño a lo mejor después de habernos desquiciado en algún momento, pero si no sería muy aburrido, aunque mucho más tranquilo.
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