La noche va llenándolo todo con su negra oscuridad. Ha sido un fin de
semana intenso y, después de dejar atrás algo más de mil kilómetros, vuelvo
feliz de la experiencia vivida esperando descansar un poco cuando en dos horas llegue
a casa al bajar de este último tren. Mañana otra vez el cole y el bullicio
donde un día más todos esos adolescentes, que cargados de ilusiones, expectativas
y miedos vienen a darnos vida (y algo de guerra), nos pondrán a prueba. Ante
ellos podré intentar alguna de las nuevas ideas que han sobrevolado el salón de
actos de la UNED de Ponferrada donde he asistido a exponer algunas ideas sobre
el TDAH en el aula. A mi alrededor experiencias innovadoras reales en distintos
centros de nuestra geografía me han convertido en un asistente más en su butaca,
expectante y ávido por asimilar lo que mis compañeros exponían, auténticas
joyas de la práctica educativa.
De repente el movimiento indica que comenzamos el tramo final de nuestro
recorrido. Un tren muy distinto al AVE del día anterior se va poblando de
multitud de jóvenes que ocupan sus asientos para llegar a Zaragoza desde muchos
pueblos y ciudades del recorrido para al día siguiente ocupar su puesto en una
clase de la universidad. Frente a mí un grupo de tres chicos, que pocos años
antes estarían en secundaria, repasa alegremente sus correrías de chicas y
alcohol en la noche anterior. Al otro lado del pasillo otro duerme al borde del
ronquido mientras afuera los paisajes siguen pasando invisible a través del
cristal vestidos de noche cerrada.
El contraste de lo vivido unas horas antes con la realidad que me rodea me
transporta en un movimiento incesante de vaivén desde el ayer, en aquella
rancia escuela de los años cincuenta donde aprendí a sobrevivir entre lúgubres
sotanas y castigos hoy impensables, denunciables y felizmente desaparecidos,
hasta el sueño cada vez menos lejano de una escuela en libertad donde el alumno
sea realmente el protagonista de su propio aprendizaje. El mañana, lo vivido
horas antes, el ayer una chica que acaba de subir y que toma el asiento libre
junto al que lleva un buen rato en brazos de Morfeo. Saca una cartera y de ella
un puñado de folios, quita el clip azul
que los une, lo posa en sus labios y los
va pasando uno a uno, primero por una cara y luego por la otra, fijando sus
ojos en los fragmentos que poco antes ha inundado de rosa fosforito, mientras
sus labios y un leve cabeceó al compás de rápidos movimientos de sus ojos
muestran una memorización muy lejana a los métodos innovadores vividos en mis
horas previas.
Qué distancia entre unos métodos y otros, qué camino tan largo el que queda
por recorrer mientras nos empeñamos en memorizar contenidos que Google nos
acerca sin pedirnos mucho a cambio en cuestión de segundos para vomitarlos una
vez más en un papel en blanco. No sé si habrá que cambiar métodos, técnicas o
tal vez cabezas pero me temo que el camino debemos recorrerlos juntos y con
ilusión, sin miedos ni imposiciones. Eso sí, sin dejar de la mano a cuantos
hasta ahora nos han necesitado y que independientemente de lo que hagamos y
cómo lo hagamos, nos seguirán necesitando.
Mientras el movimiento educativo debe seguir su camino sin prisa pero sin
pausa, yo me bajo ya que el traqueteo del tren ha finalizado. He llegado a casa.
Me he merecido un descanso.
Javier Lozano 23 – Febrero -2016
Cuanto queda aún por cambiar, pero pasito a pasito seguro que lo conseguiremos.
ResponderEliminarLo conseguiremos si vamos todos en la misma dirección. Gracias
EliminarTambién yo he centrifugado todo lo que he escuchado de los distintos ponentes, unos del ámbito educativo, otros del sanitario, del familiar y las experiencias personales. Con esas nuevas energías he de decir que he empezado la semana con ánimo diferente, y en estos dos días ya he probado la técnica del bolígrafo verde, he mirado a los ojos intentado llegar dentro y he convertido en rana a una alumna. Mañana, intentaremos que empaticen con unas tarjetitas de colores y vean que lo que decimos tiene mucha repercusión en los demás...
ResponderEliminarSeguiremos recordando e intentando aplicar lo escuchado.
A mí me ha sucedido lo mismo. Agotado pero contento por la experiencia que ahora trato de ampliar. Besos
EliminarLa verdad que todo proceso es lento y costoso, y está claro que cuando eso suceda el sistema educativo sera muchisimo mejor. Dejaremos de ser ovejas que estudian lo mismo y se quedan con unos aprendizajes mínimos, a ser PERSONAS con nuestros intereses y motivaciones.
ResponderEliminarAl final el cambio es inevitable y ya está ahí.
Hay que remar todos hacia la misma dirección; para que el proceso de enseñanza - aprendizaje sea mucho más para todos.
Totalmente de acuerdo. Muchas gracias por el comentario.
ResponderEliminarSi da gusto leeros,afortunadamente las cosas están cambiando, y da gusto ver profesores con ganas de innovar y cambiar las cosas para que las clases sean más divertidas y que los alumnos tengan ganas de ir a clase,yo también como madre he tomado buena nota para cambiar hábitos que tenía por ahí que no estaban bien. Un saludo Javier y da gusto oír a profes como tú,que intentan y se esfuerzan en enseñar. Besos
ResponderEliminarLa verdad que es cierto que las cosas están cambiando y aunque debe hacerse gradualmente, creo que va todo demasiado lento porque en gran parte la gente que se ve obligada a esos cambios, más que hacerlo por pura convicción pedagógica, no estás preparados para llevar el timón del barco en el que vamos todos.
EliminarPreciosas reflexiones, asi es quieren que memorizen demasiado, creo que se equivocan....pero como siempre opinion personal, qie los maestros no escuchan, creo que seria mejor intentar devatir los temas cada uno desde su punto de vista y seguro recordarian mas de esos temas por propia involucracion, hacerles participes y no copiones de las lecciones...de nuevo gracias Javier...me encantaron tus reflexiones...hasta pronto...
ResponderEliminarAsí es Paqui, nuestro sistema educativo va por un lado y la vida del alumno por otra, no hay demasiada relación entre ambos. Es necesario realizar esa participación a la que tú te refieres y siempre se alude a ella cuando se habla de innovación, pero al final nunca llega porque llevamos años cambiando a las cosas de nombre y de apariencia pero al final hacemos lo mismo.
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