
Ponemos imágenes a las fiestas en la sala de
descanso, al laboratorio o aquellas tediosas clases de francés y recordamos con
distintos matices a antiguos profesores que fuimos sorteando por el camino,
algunos ya desaparecidos. Poco a poco vamos comparando situaciones actuales y
descubrimos hijos estudiando en la Universidad o ya cerca de ella, incuso
algunos ya trabajando y, por si fuera poco, aparecen nuestros primeros nietos y
nietas. Esto empieza a sonar a declive porque ya tenemos los primeros jubilados
y prejubilados y se vislumbran más bien pronto.
Tras el encuentro ante la primera cerveza los
primeros besos y abrazos, risas y un estallido de ilusiones. No faltan los
recuerdos cariñosos para los que no han podido asistir, para los que abandonaron
el barco antes de llegar a puerto, de algunos jamás se supo, e incluso para
esos nombres ya sin rostro por el paso sin piedad de las manecillas del ya
desgastado reloj de nuestras vidas, pero muy especialmente para la gran
compañera, casi madre, llena de bondad que nos dejó anticipadamente con aquella
eterna sonrisa y que siempre está presente en nuestros corazones.
Por fin, todos ante la mesa, vamos descubriendo que
aquellas relaciones del ayer que unieron grupos de trabajo y amistades varias, han
ido dando paso a una piña de ilusiones renovadas por esa nueva amistad adulta que
surge de un compañerismo sincero que no ha llegado nunca a caer en el olvido,
demostrando que no tenía fecha de caducidad.
La copa final, con más risas, más recuerdos y más
ganas de recuperar el tiempo perdido ponen el punto y seguido a un entrañable
encuentro que tendrá su próximo capítulo en unos meses. Cuando la noche ya
termina cada uno vuelve a su hoy, con ese día a día que muchas veces no permite
tantas alegrías y tanta creatividad e ilusión como soñábamos en aquellos años
de estudios de Magisterio, y que gracias a la vocación por nuestros alumnos nos
permitirá salvar el tipo hasta el día que definitivamente salgamos del aula por
última vez para no pisarla nunca más. Así que ánimo que a unos cuantos aún nos
quedan unos pocos años para sacudir el tarro de las ilusiones que llenamos
entonces, y que seguro que aún están ahí, tal vez pegadas al cristal por la
absurda burocracia y por los que en nuestra profesión, sin el menor atisbo de
lucidez pedagógica, han ido ahogando muchas de nuestras iniciativas.
Nunca desistáis, aquellos años que nos llenaron de
futuro hoy tienen que ayudarnos en nuestro presente para dar todo lo que
llevamos todavía en nuestros corazones de auténticos docentes. Pero si anoche,
antes de la última copa, aún hablábamos de cosas tan serias como neuronas
espejo y cuestiones similares, es que estamos todavía muy vivos.
Nos vemos pronto, aunque entre plato y plato yo
pensé anoche que se juntaba con la del próximo. Gracias a todos/as por vuestro
cariño.
Javier
Lozano, 15 – Noviembre - 2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario