Hace
unos días, antes del recreo, tenía clase de Ciencias de la Naturaleza con un
grupo de segundo de E.S.O. Al entrar, una chica que siempre me recibe con su
sonrisa, me pregunta una vez más por qué no les pongo alguna película o algo
así. Ya sabéis que hay profesores en todos los sitios que con ese tipo de cosas
se ahorran una clase y el tiempo pasa más tranquilo, pero no es bueno abusar de
ello y debe hacerse programándolo bien. Así que la clase comienza después de
alguna broma y nos metemos a ver cosillas de las células que es lo que toca
últimamente aunque no sea lo más sugerente, pero bueno, entre todos llegamos
casi a disfrutar de lo que hacemos.
Al
llegar a la respiración celular y decir en qué consiste, hablamos de ATP,
mitocondrias y demás cosillas que encierra esa cosita tan pequeña e importante
a la vez. Después paramos a hacer unos ejercicios para descansar un poco. Al
llegar al segundo de ellos, la alumna de la que os hablaba al principio,
levanta la mano y me dice que lo quiere hacer ella. Lo leo en voz alta… “¿Respiran las células vegetales?” y
ella contesta rápidamente... “Sí, claro”.
La cosa no queda ahí, porque como toda pregunta que se precie no debe conformarse
con un escueto sí o un no por respuesta, además de que si vemos lo que viene a continuación
el “sí” estaba más que garantizado. Sigo
leyendo… “¿Por qué deben hacerlo?” A
lo que vuelve a contestar con toda seguridad… “Porque si no se mueren” En ese momento un mar de manos se levanta
por toda la clase, todo el mundo quiere dar una explicación más completa, algo que
justifique la muerte de la pobre célula que todos habían visto venir si no realizaba
ese ejercicio tan necesario para todos que es la respiración.
Claro
que al final aclaramos las razones que le llevan a respirar a la célula para
que su fin no llegue prematuramente, pero también valoramos la seguridad y la
fuerte convicción que llevaron a la chica a dar una respuesta tan contundente
que, evidentemente para ella, no tenía como suele decirse vuelta de hoja.
Cuando te enfrentas a estas situaciones te das cuenta de que estos jóvenes que
nos rodean no son como la gente cree y habla de ellos a la ligera sin conocerlos
en su salsa, en estos momentos en que son capaces de dar respuestas
contundentes y convencidos de que están en lo cierto porque sus argumentos son
irrefutables, o ¿la célula no se muere si deja de respirar? Pues eso, que
tenemos que estar más atentos a sus respuestas que muchas veces, hasta dentro
de esa pequeña ironía que suelen mostrar están llenas de realidad, una realidad
que está ahí y que muchas veces, lejos de escucharles les abruma con calificativos
que ni a la individualidad ni a la generalidad hacen ningún favor, lejos de eso
da una imagen de nuestros jóvenes que no se corresponde con lo que son en el
día a día.
Javier
Lozano 16 – Octubre - 2015
Hay muchos adolecentes que suelen ser prácticos y desean pasar rápido de un tema a otro, eso te debe sonar familia, la ansiedad y la necesidad de encontrar algo que les llame la atención y los deje absortos para no caer en el rutinario limbo... Me refiero a los chicos con TDAH. Gracias por compartir tus días de colegio. Un abrazo.
ResponderEliminarClaro que me suena Amanda, por eso siempre reclamo más atención y de mejor calidad para todos ellos. Muchas gracias. Besos
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