lunes, 21 de septiembre de 2015

Benditos alumnos

Tras ese paréntesis que son las vacaciones, llegas al principio de curso con ganas de disfrutar de tus alumnos, de sus risas, sus ocurrencias y, por qué no, de esas cosas tan suyas propias de la edad que te hacen subirte por las paredes. Todas forman un amasijo de experiencias y emociones que hacen que nuestra profesión tenga sentido, aunque algunos sigan sin encontrárselo.

Como os decía, entras al aula con la ilusión de comenzar a ver temas más o menos nuevos para ellos, de comprobar si han madurado lo suficiente para entender, mejor que antes, que tienen que esforzarse un poco más y que todo esto no es un juego, aunque tampoco el calvario que otros les cuentan. Todos juntos con algo de motivación, ilusión, esfuerzo y una sonrisa podemos conseguir algo bueno, estoy convencido.

Estamos en esta tesitura cuando te das cuenta que todo lo que habías pensado hacer se va al traste ante los mil formulismos de todos los cursos. ¡Ya no me acordaba! Jooooooo. Así que te armas de valor y, tras contarles quién eres a los que son nuevos, les presentas curso por curso y asignatura por asignatura, como indica el inevitable e ineludible protocolo, un resumen de tu programación, los objetivos que pretendes conseguir, que a los chicos que te escuchan armados de paciencia, les suena a chino, lo que se va a dar, que si les vas a puntuar así o asá, que tienen que usar bolígrafo, no sea que alguno venga con un cincel, punzón o una pluma de las palomas que sobrevuelan nuestras cabezas, etc.

Cuando ya, hartos de una palabrería que para ellos es tan útil como un peine para un calvo, y te decides a empezar por fin el primer tema, alguien te recuerda que debes pasarles una prueba inicial, sí, para saber cómo llegan. Claro, si son nuevos les explicas que es como cuando el médico te pone el termómetro y te mide la tensión para ver cómo llegas a su consulta, pero si ya los has tenido todo un curso contigo sabes cómo trabaja cada uno y con una simple mirada te basta para saber que se han atascado ¿para qué tengo que hacerles ninguna prueba?

Así que llevamos una semana de curso y he conseguido a duras penas dar un poco del primer tema en cada grupo, lo justo para que los chicos vean que esto es algo más que protocolos y formulismos, que vean que a mí me importan ellos y no los papeles y demás obligaciones -que haré claro- que parecen importar más a los de las altas esferas de ministerios y demás instituciones para llenar estadísticas e informes creando comparaciones pero sin dar más soluciones que cambios continuos de leyes y otras zarandajas dejando de lado las verdaderas medidas pedagógicas y de formación que tengan en cuenta a los alumnos, sus personalidades individuales, sus emociones y demás cuestiones personales que ayudarían a que entendieran mejor el mundo en el que viven y cómo salir airosos de él, llegando con un poco de suerte hasta a ser felices.

Maldita burocracia y maldito todo aquello que nos aleja del verdadero objetivo de nuestra bendita y preciosa profesión que son nuestros alumnos. Si aquellos priorizan sus papeles y estadísticas, yo prefiero pensar en las caritas de mis alumnos cuando entro a clase cada mañana. Yo de momento espero encontrarme con unas sonrisas similares a las que hoy me he encontrado en mi primera clase, a pesar de ser lunes y además a las ocho de la mañana. Si no fuera por mis alumnos…

                                               Javier Lozano 21 – Septiembre - 2015

4 comentarios:

  1. Cuanta verdad y que triste saber que el trabajo de profesionales se vaya al traste antes de comenzar. Mucho ánimo, eres la esperanza de muchos padre

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  2. Gracias Joaquina. No creas, no se va al traste pero es un tiempo maravilloso que se pierde. Tus palabras me animan a seguir luchando por mis chicos y chicas. Besos

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  3. No es menor aquello que cuentas y en todo lo que concierne al sistema la burocracia es parte, sin embargo hacerlo donde están los pequeños dispuestos a comerse el mundo con las manos y jugar aprendiendo es una fatalidad... No olvidemos que el sistema depende de esos protocolos, que es necesario inyectarlo sutilmente desde niños, así todos de grandes funcionamos ordenaditos y bonitos. Que la creatividad nunca muera en los niños ni en nadie que precie tener ese niño dentro aún con años de abuelo, que el aprender sea de manera natural y no forzada, y que sepan siempre que si están en el colegio aprendiendo es solamente para poder conseguir un trabajo que le permita sobrevivir en este sistema capitalista y que además no olviden que si hacen aquello que aman siempre verán el sol aun en plena tormenta, por que la pasión genuina los hará volar siempre, tal como tu cuando te topas con tanta traba esquematizada. Un abrazo enorme.

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  4. Yo también creo que es necesario cuidar y mantener ese orden. A mí lo que me fastidia es que se abuse de él y se quite tiempo, y mucho en la mayoría de las ocasiones, a los verdaderos protagonistas que son los alumnos. Un beso enorme también

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