
Ayer
por la mañana, nada más llegar a mi centro, me encuentro a un compañero que me
para con urgencia para ver si le podía resolver una duda. ¿Existe el TDAH
emocional? Yo le miro con cara de extrañeza preguntándole de dónde ha sacado
eso. Una madre se lo ha transmitido de parte del psicólogo que lleva a la niña.
Tal vez sea lo que la madre entendió porque si no… es increíble.
Le
explico lo importante de las emociones para las personas y muy especialmente
para los afectados por el TDAH, ya que su autoestima suele estar en niveles
excesivamente bajos dificultando sus relaciones, su rendimiento académico… su
vida en general. Le insisto en que no deje ni un momento de animar a su alumna
y de hacerle ver todo lo que vale, ya que es el camino para que supere todas
las dificultades junto con la labor del resto de profesionales y personas en
general de su entorno, pero que se olvide de ese subtipo que no existe.
¡Vamos!
Lo que nos faltaba. Entre desinformados, desinformadores, agoreros, pregoneros
y demás patulea que anda suelta por este mundo donde nuestros afectados por el TDAH
son lo único que importa, solo nos quedaba por encontrar inventores de tres al
cuarto.
De
todos modos, por si me he perdido algo con el ajetreo del curso y mi cercana operación
de vesícula, me he ido a comprobar el nuevo DSM 5 y ¡menos mal! No lo han
inventado aún. ¡Qué descanso!
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