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Vamos
a ver, le he dicho, imagina que llegas a casa y tu madre se ha olvidado de
comprar tomate que necesitaba para echar a la comida. Entonces, aprovechando
que llegas, te pide que bajes a comprar y ya de paso que compres más de una,
ocho por ejemplo, porque ya que vienen las navidades con las cenas y comidas
familiares… Como no tiene suelto te da 50 euros. Bajas, compras las 8 latas,
las pagas pero no se te ha ocurrido mirar el precio. Cuando subes a casa, tu
madre te pregunta… Oye ¿cuánto valía una lata? ¿Qué harías para saberlo?
Tras
un pequeño silencio que cruzaba la clase de esquina a esquina, mientras la
chica pensaba en euros y latas, una vocecilla ha cruzado el aula con la
solución más rápida, exacta e ingeniosa… “Pues mirando el ticket”.
Una
vez más la frescura mental y el ingenio de estas mentes preadolescentes nos
vuelve a sorprender. ¡Cuánto nos pueden enseñar a nosotros que creemos saberlo
todo!
Javier
Lozano 4 – Diciembre -2014
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