Todas
las fechas tienen algo de especial y las fiestas navideñas, con el añadido del
año que les crece a sus espaldas no iban a ser menos. Son días en los que mucha
gente se pone la sonrisa que tiene en el fondo del armario o de algún viejo
cajón llena de polvo acumulado de todo un año, porque para días puntuales no la
usan, total para poco tiempo hay muecas que la simulan perfectamente y no es
necesaria.
No
suelo mirar el B.O.E. pero ¡quién sabe! Igual estas fechas tienen comportamientos
tipificados por la Ley y yo sin enterarme porque a mí, eso de que todo el mundo
sea bueno así de repente me mosquea, me crea un sentimiento extraño porque yo
miro el calendario, analizo el caminar del reloj y, salvo algunas luces que adornan
esos grandes almacenes que marcan los días que debemos hacernos regalos y
consumir más que en otras épocas del año, me parecen días como los demás.
La
verdad es que me cansa ver tanta hipocresía y tanta falsedad en las risas vacías,
en esas que no acarician el espíritu a pesar de los langostinos como lo hacen las
que te arrancan los amigos de verdad en cualquier cena con un bocata en la mano.
Esas conversaciones pulcras que tocan temas trascendentes y que siguen el guión
social establecido.
Como
he comentado ya estos días con algunas personas, apostaría sin temor por unas fiestas
que duraran todo el año, por un espíritu que emanando directamente del corazón
llenara espacios vacíos durante el resto del tiempo, lugares como el trabajo,
el autobús, el mercado, el tráfico y tantos otros que son el verdadero campo de
batalla cuando debería ser otra cosa bien distinta. Dejemos de ser hipócritas,
de poner caritas y voces a momentos de realidad que desnudando nuestro corazón
y enseñando los sentimientos más elementales no las necesitan, cerremos los
ojos unos segundos antes de actuar y dejemos de fingir, seamos como somos, como
en realidad la gente que está ante nosotros nos conoce, ¿a quién pretendemos
engañar? ¿a nosotros mismos? Complicado ¿A los demás? Pero si ya saben cómo
somos.
Sólo
pediría a cada persona que de verdad sueñe con un mundo mejor que, para conseguirlo,
empiece a pensar en los que les rodean en cada momento de su existencia y
comience por ser natural, sin zarandajas que en el fondo no gustan ni a los que
las tienen que aguantar estoicamente por ¿educación? ¿respeto? no lo tengo tan
claro.
Inicia
hoy el nuevo camino, el que te lleve hacia un vivir mejor cada día, cada
momento de tu existencia. Antes de hablar, entre bocado y bocado, respira hondo
y trata de darle la vuelta a las cosas respirando sinceridad.
Javier
25/12/13
Me siento totalmente identificada con el mensaje que expresas en estas líneas, estoy tan cansada de la hipocresía de estas fiestas, y el resto del año, aquellos que muestran sus falsas sonrisas en estos días, si pueden hacerte daño, mejor que mejor. ¡Qué tristeza provoca esta falta de actitud de "buenas personas" los 365 días del año!
ResponderEliminarBuen artículo Javier.
ResponderEliminarTe sigo desde que tengo conocimiento de tu blog aunque no te he comentado hasta ahora.
Estoy de acuerdo con tus opiniones pero... Siendo pesimista creo que hipocresía social existe a lo largo de todo el año. Siendo optimista me alegro que por unos días la gente intente ser un poco mejor. Conseguirlo es ya otro cantar.
Una última cuestión. Tú estoy convencida que te muestras tal cual eres. Aún así ¿crees que toda la gente te ve como eres? Yo creo que la gente forma su opinión de los demás en función de la escala de valores personal que tiene.
Te invito a que leas una opinión sobre hipocresía social que publiqué en el 2008 en un blog que hoy por motivos personales tengo invernando:
http://ptobal.wordpress.com/2008/04/01/hipocresia-social/
Me alegro de volver a verte una vez más. ¡Qué cabeza! debe ser la edad ayssss. Hiciste un magnífico comentario en febrero del año pasado a un artículo que titulé "El profesor en su soledad" en el que me mostrabas el cariño por el tiempo compartido en aquel entrañable colegio que compartimos y en el que vivimos tantas cosas juntos.
ResponderEliminarLa hipocresía existe y existirá siempre, yo sólo me refería a esa lucha continua para que no nos trituren las pantomimas sociales.
Veo que me sigues recordando tal y como soy y he sido siempre, no he cambiado. Me muestro tal y como soy con todo el mundo. Si cada persona me mira desde su perspectiva... Ahí poco puedo hacer. Si alguien me necesita siempre sabe dónde encontrarme.
Acabo de leer tu artículo y estoy también plenamente de acuerdo. Besos