domingo, 8 de septiembre de 2013

Un nuevo reto

Dentro de unos días vuelven a nuestras vidas esos seres que, como suelo decir en muchas ocasiones, pueblan nuestras aulas y, por qué no, hasta nuestro corazón, a pesar de enervarnos con demasiada frecuencia. Ellos saben muy bien cómo hacerlo y casi nunca les falla. Son nuestros alumnos de Secundaria.

Unos ya nos conocen, pero otros vienen con los ojos muy abiertos, esperando mucho del Centro, su nueva casa, y de nosotros, sus nuevos compañeros de viaje. No debemos defraudarles. Tenemos que conservar la calma, esa que los años nos han ido enseñando a conseguir cuando estamos ante ellos y muchas veces ante sus barbaridades infantiles o adolescentes, otras ante sus atrevimientos a la hora de seguir indagando en este mundo que les ha tocado vivir y que les sigue reservando un sitio, un lugar que andan buscando en cada movimiento.

Ante todas estas expectativas no debemos olvidar nuestra labor como tutores, como educadores o como orientadores en general, ya que la actividad orientadora es una parte del proceso educativo. Todos los agentes educativos deben estar coordinados formando parte de esta tarea, una acción tutorial específica para cada etapa y que ¡no olvidemos! ha de atender a las peculiaridades y características de cada alumno.

Tenemos que darles tiempo a que se muestren tal como son, no tenemos que tener miedo, para poder personalizar su educación, ajustando la respuesta educativa a sus necesidades particulares, para lo que tampoco perderemos de vista su contexto real, en el que viven, favoreciendo los procesos de madurez personal, de desarrollo de su propia identidad y sistema de valores y de la progresiva toma de decisiones a medida que han de ir adoptando opciones en su vida.

Nuestra experiencia profesional debe ayudarnos a prevenir las dificultades de aprendizaje y no sólo a asistirlas cuando ya se hayan producido, anticipándonos a ellas y evitando, en lo posible, fenómenos indeseables como el fracaso o la inadaptación escolar.

Como tutores, debemos perseguir el objetivo de adecuar la relación e interacción entre los distintos integrantes de la comunidad educativa, asumiendo el papel de mediación e incluso, si es necesario, de negociación ante los conflictos o problemas que puedan darse entre los distintos integrantes.

En pocos días podremos ya disfrutar de un nuevo reto, un curso más, alumnos nuevos ansiosos por... descubrir, muchas veces nos enfadarán, muchas nos cuestionarán y otras muchas no harán exactamente lo que les digamos, pero son como unos hijos que nos han salido así de repente y creciditos. Seguro que cualquier satisfacción echará al saco del olvido los nervios, fracasos e incluso nuestros propios y abundantes errores.

¡Ánimo!

Sólo si regamos el tiesto de la ilusión, recogeremos la flor de su cariño.


Zaragoza 2/09/1999

No hay comentarios:

Publicar un comentario