martes, 3 de septiembre de 2013

Perlas de septiembre

Por fin llegó el día. Chicos y chicas empezaron a aparecer por el pasillo y me alegré de verles de nuevo a pesar de las circunstancias porque, como suelo decir siempre, me siento orgulloso de llevarme bien con ellos, con casi todos, porque aunque no lo sé, seguro que uno no tiene por qué caer bien a todo el mundo, sobre todo cuando en tus manos está la decisión de valorar el trabajo que hacen en un tiempo determinado con un arma llamada examen.

Nos vimos por el pasillo y lo de siempre, besos y abrazos, además de contarnos algunas aventuras veraniegas. Eso sí, en ningún momento les pregunté por lo que habían estudiado, nada de eso. Total, lo iba a comprobar poco tiempo después. Así que nada de mentar la bicha.

Fueron entrando. Unos muy seriamente comenzaron a rellenar sus exámenes, otros ponían el nombre y miraban aquí y allá, como si en el infinito pudiera encontrarse la respuesta al enigma que tenían delante. También hubo quien con la mirada y alguna que otra sonrisa o muecas trataban de encontrar, para pasar un rato echando unas risas, al compañero que tal vez les ayudó, o se ayudaron mutuamente a conseguir a pulso estar en ese maldito pupitre.

La siguiente fase, la mía, comenzaba poco después. Había que corregirlos. Los de matemáticas tenían de todo, incluidos algunos fallos de esos que provocan llanto y rechinar de dientes, pero en los de ciencias de la naturaleza, entre tanta barbaridad conceptual, al menos siempre consigues encontrar algunas respuestas que, con todo el respeto a mis queridos alumnos y alumnas, arrancan unas buenas risas que para empezar el curso no vienen nada mal.

Este año entre la decena que he encontrado me he enterado, hablando de los seres vivos, que las tres partes fundamentales de una célula animal son la cabeza, el tronco y la cola, o que el órgano en forma de bolsa que poseen muchos peces que pueden llenar de aire para controlar su profundidad es el saco aéreo. También que el esternón de las aves que está muy desarrollado para sujetar los fuertes músculos que mueven las alas se llama alitas ¿Será que el chiquillo pensaba ya en la comida a esa hora? aunque otro dice que se llama pulmones.

También en estos tiempos en que el clima está como está, tal vez uno de ellos ha encontrado la clave, puesto que la meteorología según él es la que habla de la tierra de los planetas. Claro que rebuscando un poco más se ha dado cuenta que una roca es una piedra que puede contener muchas cosas, y lo ha rematado al  descubrir que la expansibilidad de los gases consiste en saber hacer otras cosas con esos materiales, como usos ornamentales, combustibles, recipientes.

Al final llega la hora de poner las calificaciones en un par de días y aquí estoy, sufriendo por dar algo de verosimilitud a algunas de las respuestas encontradas, para ver si consigo echar una mano a estos críos que me han hecho sonreír, aunque uno de ellos además me ha dado la palabra clave que define a mucha gente que nos rodea y que la verdad… Decía mi alumno al  preguntarle qué es un ser autótrofo, que un autótrofo es una persona muy rara. Mira a tu alrededor y allá donde estés, en la tele, en tu edificio, e incluso en tu trabajo ¿no hay mucho autótrofo suelto? Yo hace tiempo que los veía pero no sabía cómo definirlos. Ya sabes cómo los puedes llamar desde ahora, y no lo digo yo, lo dice un alumno mío.

Zaragoza 2/9/2013

1 comentario:

  1. No sabía de la existencia de este blog Javier, lo añado a mi lista de asiduos. Yo también soy 'bloguera' aunque últimamente lo tengo algo abandonado. (Con lo que yo he sido!)
    Un besazo desde UK!

    Siempre serás mi profe de mates preferido, lo sabes, no?

    ResponderEliminar