
Lo
cierto es que personalmente considero que son unas fechas agridulces por mil y
un motivos. Voy a volver a ver a mis alumnos, esos jóvenes preadolescentes que
maltratarán sin mala intención mis neuronas durante un nuevo curso con el único
objetivo de hacerse un hueco en esta complicada vida en la que poco a poco van
asomando la cabeza, pero que me llenan a la vez de cariño, haciendo que muchas
veces recuerde por qué quise dedicarme a esto. Tengo ganas de verles, de estar
a su lado, de reír y trabajar día a día, hora a hora con ellos, pero odio con
toda mi alma las interminables reuniones, esas inútiles que se hacen por
cumplir, al igual que ese absurdo papeleo que sólo nos quita tiempo de
dedicarnos a ellos, a nuestros alumnos, en especial a los que más nos
necesitan, sí, también a mis queridos con TDAH, a esos que necesitan ser
atendidos y queridos, no sólo dirigidos o domesticados.
Pero
volviendo a las fechas, a los exámenes de septiembre, a esos inevitables días,
duele ver a los chavales ante un papel que si antes, estando con ellos a diario,
no sabían por dónde pillarlo, ahora dos meses y pico después cada uno por su
lado… bueno, yo prometo por mi parte hacer lo que pueda, pero la experiencia no
suele ser, la verdad, demasiado halagüeña. Los exámenes están ya preparados y
listos desde principios de julio, con lo básico, lo más elemental, y mis ganas
de ver si se puede hacer algo, aunque sea tirando de imaginación, también.
Ahora sólo falta que ellos vengan dispuestos a colaborar tras un verano en el
que no tengo muy claro que hayan trabajado mucho. De momento me conformaré con
que vengan en el día fijado y a la hora prevista, porque todavía recuerdo a
aquel alumno que teniendo un año el examen de 8 a 10, vino cuando faltaban
quince minutos para terminar, y cuando le dije si no se había enterado de la
hora, me dijo que él había leído en la hoja que le dieron en junio que ponía
que el examen era de 8 a 10, por lo que se había levantado sin prisa y había
llegado en el margen previsto. La verdad es que en cinco minutos lo entregó, pero
no le faltaba algo de razón.
Zaragoza
29/08/2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario