Ha
sido, mejor, podía haber sido una mañana como casi todas aquí en este pueblito de
mar al que vengo desde hace casi un par de décadas. El mar estaba tranquilo
como acostumbra y el bullicio de la gente que se agolpa en la arena, como
piojos en costura, al volumen habitual y que todos ya tenemos asumido. Por si
fuera poco llegaba al lugar entrenado, pues nunca he entendido a esa gente en
la ciudad que más allá de la doce de la noche es incapaz de pensar en las
personas que duermen y sin pudor grita o se ríe a carcajadas, en verano eso
ya... por lo tanto yo creía estar curado espanto.
Los
hados se han confabulado para darme la mañana, de eso estoy seguro. Siempre me
paso el tiempo en el agua, a remojo como los garbanzos, pero hoy he decidido
poner a prueba mi eternamente maltrecha espalda y he decidido darme varios
pequeños baños y tumbarme al sol en la toalla.
El
cuerpo totalmente mojado hacía presumir unos minutos tumbado al sol, que casi
invitaban a visitar a Morfeo, pero nada más lejos de la realidad, de mi
realidad. Nada más cerrar los ojos para seguir cargando pilas de cara al curso
se avecina, mi sistema nervioso, vía oído, han detectado el run run. A un par
de metros, agazapada bajo una sombrilla estaba ella.
Bajo
la atenta mirada de una amiga supongo, porque si no... una señora de estatura más
bien baja no paraba de hablar, empleando además un tono excesivamente alto, tocando
todos los temas de la actualidad, eso sí, sentando cátedra la susodicha ante
cada aseveración. Parecía que le habían dado cuerda, mucha cuerda. Cuando ya no
podía más me he dio a bañar. He entrado poco a poco en el agua y al llegar unos
metros mar adentro, ahí estaba también la señora que parecía "radio
playa". ¡Vaya sorpresa! He huido a mi toalla y minutos después volvía a
emitir a escasos metros. ¡Insoportable! Y yo que creía estar acostumbrado ya a
estas verborrea irrefrenable por parte de madre... ¡Qué horror!
Cambrils
(Tarragona)
10/08/2013
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