Siempre he creído en las
personas, a veces he llegado a pensar que demasiado, aunque enseguida he preferido
borrar esta idea de mi cabeza y seguir creyendo. Lo que sí me ha hecho
reflexionar mucho, especialmente en los últimos tiempos, es el concepto distancia
entre ellas. Por una parte cómo definirlo, por otra como maximizarla o
minimizarla independientemente de la cantidad de terreno que exista entre las
personas ¡Vamos! Lo que se conoce de verdad como distancia en el mundo físico.
Todos
hemos tenido o tenemos una persona muy lejos en un momento concreto y da la
sensación que está siempre a nuestro lado, mientras que otra está junto a
nosotros y casi ni la percibimos. El papel para qué todo esto ocurra,
evidentemente, lo juegan sobre todo los sentimientos, ese manojillo de afectos
que nos empuja hacia la otra persona. Por todo esto, la distancia no la marca el
cuentakilómetros, sino el corazón con su tic tac, a veces acelerando su ritmo
con simplemente una foto, un recuerdo o el sonido del teléfono, incluso hoy en
día con multitud de cachivaches electrónicos que pueblan nuestros bolsillos y
que son ya como simples prolongaciones de nuestros dedos.
Uno
de los factores que mayor influencia pueden tener para que la distancia entre
personas aumente o disminuya es el lenguaje utilizado para comunicarse. Debemos
cuidar mucho la forma en que lo usamos, casi mimarla, si la persona a quien va
dirigido nuestro mensaje nos interesa de verdad. Un gesto de indiferencia o unas
palabras que sutilmente pretendían frenar las tuyas, pueden sumirnos en un
estado de desaliento que nos ahoga y deprime, consiguiendo abrir una brecha con
la otra persona que tarda en cerrarse aunque tratemos de superarlo
racionalizándolo, especialmente si nos duele.
Cada
uno nos expresamos de un modo y debemos comprender que los demás también, pero
es tan importante empatizar con el otro... Por eso, antes de desplegar toda
nuestra ingenuidad, impulsividad, rabia,... es necesario sentir cómo siente
quien nos escucha al lado o en la otra esquina del planeta, porque una simple
mirada, un beso o unas palabras tiernas pueden acercarnos y casi hacernos sentir
que nos tocamos con la punta de los dedos.
Cambrils (Tarragona)
09/08/2013
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