
Aunque
la mayoría de los días la tensión es continua, éste es nuestro sino cuando toca
un grupo así, hay veces que también consiguen arrancarme una sonrisa fabricada
desde su mundo fantástico, desde la más absoluta ingenuidad. Os contaré algunas
de las ocurrencias de los últimos días que me vienen a la memoria.
Esta
misma mañana, en la clase de ciencias de la naturaleza, en un tema dedicado a
la atmósfera terrestre, ante el ejercicio que preguntaba de qué están formadas
las nubes, varias manos se han alzado intentando decir la respuesta correcta.
Al final un alumno ha explicado que las forman pequeñas gotitas de agua
suspendidas en el aire. En ese momento la cara de extrañeza y algunos gestos de
un niño sentado en mitad de la clase me ha llamado la atención. He querido
saber qué le pasaba y su opinión ha sido el sumun de la inocencia… “pero ¿no las hacen las chimeneas cuando
echan el humo?” Esta explosión de ingenuidad me ha transportado muchos años
atrás donde, en la misma asignatura, un alumno creyó que la explicación de cómo
se formaban las olas del mar era otra broma de las mías para amenizar las a
veces arduas horas de clase. “Sí hombre,
el viento, es broma ¿verdad? Yo sé que son los barcos al pasar, que los veo
para el verano cuando voy a la playa”. Era éste el mismo niño que no se
creía que los vegetales respiraran, porque nunca había visto a una simple
lechuga mover sus hojas como nosotros hacemos con nuestro pecho al tomar o
soltar el aire que respiramos.
También
en esta misma asignatura, poco después de explicar el asunto de las nubes, ha
habido que aclarar que el rocío no se forma sólo sobre los pétalos de las
flores e incluso en algunas hierbas, si no que lo hace sobre cualquier objeto.
Esta idea que mi alumno se había formado en su cabeza debe ser por culpa de las
preciosas postales que, llenas de romanticismo, nos presentas hermosas rosas
rojas con una transparente y brillante gota de de cuarto de litro. Así que el
rocío selectivo no existe, el rocío es rocío para todo lo que está sobre la
superficie terrestre, sea bonito o feo, natural o artificial.
Para
terminar quiero aclarar que las anécdotas aparecen en todo tipo de asignaturas
y contextos. Hace unas semanas un alumno quería saber cuántos “Gibas” debía tener el pen drive que se
había propuesto comprar para poder incluir en él unos cuantos documentales de
plantas, mientras que otro al hacer una operación de fracciones, le salía como
resultado 3/24, lo que leía como tres “veinticuatronabos”.
Tanto a uno como a otro las risas que provocaron en sus compañeros los sacaron
de su error.
Al
final, después de horas y horas, de días y días de clase, estas cosillas son el
poso que va quedando a lo largo de muchos cursos y probablemente sea lo que nos
ayuda a seguir, a mantener la ilusión por nuestro trabajo que es por y para
ellos, toneladas de ingenuidad que a pesar de los años que van pasando y de lo
que la sociedad dice de nuestros jóvenes, en realidad no va desapareciendo, se
mantiene ahí para que aprendan con una sonrisa, que bastantes penas encontrarán
después en sus vidas. Cuando piensas en todo esto recuerdas por qué un día
decidiste entregar tu vida a toda esta gente menuda que tan pronto te hace
pasar un mal rato, como te alegra el día con una sonrisa o una simple mirada.
Javier
22/02/2013
Precioso. Cierto.
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