
Bastarían unos segundos de nuestra azarosa vida, un pequeño instante,
insignificante en nuestro devenir diario, para meditar, dar un paseo por
nuestro interior y reconocer en el baúl de nuestros pensamientos que existe
algo, aparentemente irrealizable, imposible de conseguir, al menos
teóricamente, por lo que merece la pena luchar. Acaso a los ojos de nuestra
sociedad o de nuestros acompañantes de viaje sea una tontería, algo
descabellado por lo que ni el ingenuo caballero de la triste figura daría un
duro, pero nosotros no lo vemos así.
Si ahondamos en nuestro interior, aún más, indagando cuáles son los
motivos que han aparcado ahí nuestro sueño, veremos que tenía sus razones de
ser. Lo más seguro es que si estaba archivado en el rincón del olvido más
absoluto era porque su realización nos parecía inviable, o quizá por miedo a
fallar, a que sepan de nuestras limitaciones.
Debemos reconocer que en esta vida que nos ha tocado vivir, tenemos un
papel asignado que debemos realizar con total garantía y que depende únicamente
de nosotros, pero del que dependen muchas personas que pululan a nuestros
alrededor, muchas veces incordiando, molestando, cabreando a nuestras ya
maltrechas neuronas; otras inyectándonos unas dosis de alegría y buen humor. Si
somos conscientes de que esa masa bulliciosa que nos rodea día a día y que forma
parte de nuestra vida, de nuestras alegrías y nuestras penas, de nuestros
éxitos y nuestros más rotundos y estrepitosos fracasos, tiene nombres y
apellidos y una personilla con corazón, si tenemos claro todo eso, podemos
llegar, si no a tocar, si a ver cuál es nuestro fin en este mundo de la
educación.
Cierra
los ojos y sueña, sueña en positivo. Ya sé que es difícil deshacerse de los
malos humos, abundantes en nuestro trabajo diario, pero inténtalo. Si consigues
abrazar ese pensamiento olvidado, si llegas a verlo con cariño, le das algo de
tu alegría e incluso por qué no, algo de tu vida, sí, de la única que tienes,
llegarás a hacerlo tuyo de verdad, a disfrutar de él y con él.
Haz todo esto por tus chavales, por esos que todos los días esperan de
ti reacciones espontáneas y a los que casi nunca comprendemos, y si lo
consigues de verdad, si logras adentrarte en su mundo, aunque alcances a asomar
la cabeza tan sólo un poquitín, estarás abrazando la utopía. A veces,
contradiciendo su misma definición es posible, es totalmente realizable. ¡Ánimo!
"Lo esencial es
invisible a los ojos" (Saint Exupèry)
Javier
22/02/93
Rozar lo imposible.... Soňar lo irrealizable... Pero... ¿y si hubiera un camino con una luz al fondo del túnel? Luchad por vuestros sueńos..
ResponderEliminar