Ya han pasado un año y unos pocos días más desde aquel en que tuve de abandonar las aulas debido a mi jubilación. Mi vida ha ido cambiando poco a poco, pero era un momento que tenía que llegar.
La gente te pregunta por el cambio que supone y, es cierto, que es muy distinto todo desde aquel momento, pero hay distintas cuestiones al hablar del tema educativo. Por una parte no volveré a pisar un aula con asiduidad y poder ver esas caras que te miran con cariño y esperanza porque saben que de de ti dependen más cosas de su vida de lo que todos pensamos.
Hay otra parte que tiene que ver con mi actividad dedicada a los niños, niñas y familias que viven a diario los efectos del TDAH, Síndrome de Tourette, o el acoso escolar entre otros, durante los últimos casi veinte años. Muchos viajes, miles de kilómetros por España y por otros países, e incluso por video conferencias desde casa, en los que he recibido mucho cariño, agradecimiento y apoyo por esa labor que un día decidí hacer a petición un primera asociación que me señaló ese camino, a veces pesado, otras cansado, pero siempre con la ilusión de ser útil a mucha gente.
Podría contar con mucha emoción muchas anécdotas de padres y madres que me han achacado el éxito de sus hijos e hijas con el paso del tiempo por mis palabras, mis consejos para trabajar con el problema, sin darse cuenta, como no me canso de decirles que el haber conseguido todo eso es debido a su esfuerzo y su trabajo diario, así como el de los menores, a veces no tanto, implicados.
Recuerdo fotos con mucha gente para poder tener un recuerdo de esos instantes inolvidables, porque en todos los lugares he sido siempre recibido, desde el primer día hasta mi último viaje hace unos meses a Ceuta, como si fuera uno más de esas familias y asociaciones.
Como prueba de todo esto, algún detalle, sin dejar de recordar los montones de mensajes pidiendo opiniones y consejos. Todavía recuerdo el abrazo y las lágrimas de una madre al bajar del escenario en un acto en Valladolid, agradeciendo lo importante que había sido escucharme en Palencia meses atrás y haber aplicado con su hija lo que había escuchado, una vez más, como os he contado haciendo responsable de unos resultados que eran debido a su enorme implicación. Esto se repitió en más lugares, algo que me llegó muy adentro.
Para no cansar más con este artículo, os copio a continuación, con permiso de la autora a la que no conozco personalmente, un agradecimiento que me llegó hace cuatro días tras contestar a mi felicitación por su cumpleaños, cosa que suelo hacer todos los días que tengo tiempo para ello. Como ella me dijo al pedirle dicho permiso... ”Siii claro que si, nosotros aquí somos ejemplo e incentivo para muchos padres y esa es la idea poder dar esperanzas y no bajar los brazos para con nuestros hijos”
Me volvió a dejar sin palabras después de llegarme al corazón, algo que en estos momentos ayuda a seguir adelante. Ahí va...
“Muchas gracias Licenciado, un abrazo grande desde la Patagonia Argentina. Maestro querido del cual aprendí muchísimo y aplique en mis hijos con tea y tdah. Hoy la niña con tea, a un año de terminar secundaria, muy aplicada e independiente y el niño, con tdah, en su primer año universitario estudiando psicopedagogía, también independiente y todo lo que aprendió lo aplica en su día a día. Y pensar que decían profesionales que ninguno llegaría a terminar sus estudios, fue un trabajo de día a día constante ver de que lo que los terapeutas aplicaban también se siga en todos los ámbitos que frecuentaban e incluso en el hogar . HOY DIGO SI SE PUEDE, lo digo porque fueron evaluados a los 3 y 4 años que no socializaban, no soportaban ambientes con ruidos, con gente, luces fuertes y una hiperactividad que supera a cualquiera . Y usted fue uno de mis guías GRACIAS POR TANTO”
Fco. Javier Lozano – 3 de noviembre de 2025

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