miércoles, 22 de octubre de 2025

  Mañana es el primer día 


Hoy debería ser uno de esos días del año en que estás impaciente porque esperas que mañana empiece un nuevo capítulo lleno de intriga, emociones, sorpresas y mil cosas más, pero resulta que tras muchos años así se ha convertido en uno más, como cada uno de los casi ya últimos once meses tras mi jubilación.

Las aulas se llenarán de nuevos alumnos expectantes a los que no podre ver sus caras de inquietud, al menos en esos primeros minutos cuando entras y te sientes observado por todos y cada uno de ellos, porque no te conocen y quieren saber cómo vas a responder a sus inquietudes. Unos esperan un trato distendido y agradable, otros quieren saber si serás mejor que la persona que la que le toco el curso anterior, otros no quieren defraudarte académicamente, otros… así hasta llegar a todos aquellos alumnos y alumnas que esperan de ti algo especial porque su personalidad lo requiere y lo necesita con urgencia. Me refiero a todos que sufren de algún tipo de trastorno o de situaciones de acoso o de algo por el estilo.

Desde que apareció en mi vida escolar el primer caso de TDAH mi vida como educador cambió por completo y lo que era una vocación, sí desde muy pequeño, se complementó con una necesidad vital de estar al lado de aquellas personas que sufren este trastorno, además de sus familias, y no dejarles de la mano. Poco a poco te das cuenta de que existen otros trastornos y tratas de llegar en lo posible a toda persona que se cruza en tu camino y que te das cuenta que puede necesitarte, lo de menos es el nombre, ya sea Síndrome de Tourette, Asperger, Autismo, etc. además de casos de acoso escolar.

La libertad que me da estar jubilado me permite, ya que no puedo estar al tanto a su lado en el aula, poder tener más tiempo para poder acercarme a lugares donde me han ido llamando para echar una mano y antes era casi imposible, o atender desde redes, en lo que pueda a familias que necesitan apoyo, muchas veces simplemente ser escuchadas y hacerles ver por dónde ir o hacerles ver que van por el buen camino y, sobre todo, evitar que les caiga encima ese sentimiento de culpabilidad que les da el desconocimiento de lo que les está ocurriendo a sus hijos o la simple falta de apoyo.

Así que mañana nos pondremos en marcha y todos a una lucharemos juntos para que sea el primer día de los que quedan para conseguir que nuestros alumnos y alumnas, vuestros hijos e hijas, sean cada día un poco más felices. Seguro que ente todos es posible.

                           Fco. Javier Lozano, 7 de septiembre de 2025


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