martes, 3 de octubre de 2023

"Respeto en el tiempo"


Llevo unas semanas tratando temas como la autoestima y la motivación entre los alumnos de 2º y 3º de E.S.O. a petición de algunos compañeros y, dentro de ellos, surge uno de vital importancia, no solo entre el alumnado sino en el mundo en general. La juventud que puebla nuestras aulas hoy en día serán las personas adultas dentro de pocos años. Se trata del respeto, pero no solamente hacia los demás, sino también el que debemos tenernos a nosotros mismos, que está justo en la base del anterior.

Hablas con ellos y ves en sus miradas, gestos y expresiones, que son conscientes de la importancia real del respeto en sus relaciones, pero partiendo desde ellos mismos. Lo notas cuando los tratas en la relación personal de pasillo o en la calle. Te das cuenta en ese momento que lo realizado por y para ellos, al haber llegado a mentalizar a la mayoría, ha merecido la pena.

De repente tengo dudas de dónde se rompe esa cadena educativa que hace que un joven respetuoso de hoy sea mañana un adulto que parece no haber recibido noticias de que el respeto es fundamental. Todo esto me surgió, aunque pueda parecer extraño, este fin de semana cuando conducía por la autovía, pudiendo comprobar que el efecto del ámbito educativo de las aulas puede disiparse en años posteriores.

En primer lugar, todos hemos podido comprobar que las normas básicas de circulación que todos conocemos, mucha gente no las respeta. ¿Cuántas veces vas conduciendo respetando el límite de velocidad permitido y, uno tras otro te pasan superándolo ampliamente como si quisieran llegar a su destino antes de que acabe el mundo? Del móvil, no he dicho nada, eso lo estás pensando tú, pero tienes razón, también puede ser motivo de accidente y por lo tanto el respeto juega su papel.

Ya el detonante de este pensamiento fue ver cómo entre los Fernandos Alonsos de pacotilla que se lanzan a esas velocidades, hay algunos que ya no es que no respeten dichos límites, sino una de las normas más básicas y que en la vida normal, cuando vamos caminando también existe. Uno iba a una velocidad excesiva, pero el de atrás intentaba adelantarlo y para ello se le pegaba prácticamente en un momento intenso de tráfico en ese punto. No respetaba ni su más mínimo espacio vital, pudiendo provocar un grave accidente en cualquier momento involucrando a muchos de los que íbamos a su alrededor.

Sigo pensando, dónde dejamos el respeto a los demás y, por supuesto, hacia nosotros mismos cuando nos ponemos al volante, poniéndolos en constante peligro. Pensemos un poco más las cosas y que una maquina no haga que los egos, o vaya a saber usted qué, puedan hacer daño a cuantos nos rodean.  

                                               Javier Lozano, 3 – octubre – 2023


No hay comentarios:

Publicar un comentario