Tenía ganas de
contaros cómo ha empezado el curso y las necesidades que nuestro alumnado
tiene, y de las que tendremos que estar al tanto hasta que termine el último
día de curso, pero mientras ruedan un poco más las cosas para tener una idea
más exacta de mis nuevos alumnos, os contaré la anécdota de la mañana.
Os
pongo en antecedentes. Un grupo de catorce alumnos, todos chicos, entre los
quince y diecisiete años que presentan grandes carencias en las materias y en
la inmensa mayoría unas ganas de trabajar tremendas como podréis imaginar. La
mañana empezaba mal al haberse estropeado el aire acondicionado del aula en la
que nos tocaba dar clase, lo que nos ha hecho cambiarnos de aula dos veces. Ya
en la primera me preguntaba uno si había que traer los libros ya que él, como
algunos más, no los habían llevado porque como los dos días anteriores solo
estuvimos hablando… Se referían a la presentación del grupo, del profesor y de
la asignatura. Bueno, eso tenía fácil solución y no ha supuesto problema alguno
al final.
En
la segunda aula a la que hemos acudido, con aire y todo, antes de que llegara el
grupo que tenía clase allí y nos pidieran amablemente que nos fuéramos a otra
con lo que me ha costado sentarlos de forma ordenada para poder dar clase en
condiciones, han empezado a preguntar qué libro sacaban. Es decir que después
de dos días no se habían enterado qué asignatura tenían conmigo. Lo habré dicho
mal seguramente. Al que me pedía la asignatura que tocaba, se me ha ocurrido
decirle en broma… latín y se ha quedado tan conforme.
Unos
sacaban el de Ciencias Aplicadas, que es la nuestra, otros FOL, otros… bueno,
cada uno una cosa y en un momento determinado, uno me ha enseñado un libro de
otra asignatura y yo le he mostrado el mío de Ciencias Aplicadas, lo que ha
hecho que todos lo buscaran en su mochila. Todos menos uno que seguía buscando
y con cara sería se ha vuelto al de al lado para decirle… que ese no es, ahora
toca latín y mientras buscaba afanosamente su volumen de latín inexistente le
he contado que era una broma, si no este año es capaz de cursar su especialidad
de Fabricación y Montaje en esa lengua moderna.
Lo
que es la ignorancia, las ganas de estudiar y la novedad de unos nuevos aprendizajes.
Poco a poco iremos avanzando. Este chico como coloquialmente se dice “no sabe
latín” precisamente. Paciencia, mucha paciencia y altas dosis de cariño al
alumnado.
Javier
Lozano - 18 - septiembre - 2019
Paciencia es lo que vas a necesitar este curso!!!
ResponderEliminarAnimo profe, seguro que tienes mucha!!!!
Ni te lo imaginas Isabel. Paciencia siempre he tenido mucha, pero hay veces que necesitaría unas cuantas toneladas más con urgencia. Muchas gracias
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