
En
Zaragoza, en el barrio de Torrero, del que siempre me he sentido orgulloso,
apareció hace ya casi siete meses una parejilla que había abierto una panadería
nueva, con pan de verdad, lo que siempre se ha llamado pan, pan. Entré por
probar y estos chicos consiguieron ganarme enseguida con su cariño y su
profesionalidad. Que entres en una tienda y veas que te conocen y te tratan
como si te conocieran de toda la vida se agradece. No me refiero a los típicos
"qué deseas cariño, corazón o similares", vacíos y absurdos de gente
que pretende ser amable con un trato como si fueran tu madre, novia o vete tú a
saber quién.
Te
describo la panadería en pocas palabras. No es la típica tienda de azulejos en
paredes y suelos que te deslumbran con ese brillo de recién puesto a golpe de euros,
sino suelos limpios a base de esfuerzo y paredes pintadas con ilusión. Es la
panadería que huele a pan recién hecho, sí, como olía en el horno del pueblo en
mis veranos de niño cuando no aguantaba a llegar a casa para comer un trozo, el
coscurro que tanto me gustaba, y me gusta. El ambiente que se respira al entrar
es de confianza y alegría, la que emana de unas sonrisas llenas de ganas de
agradar y lejanas a la falsedad. Es curioso cómo las personas que entrar hablan
entre ellas como lo hace la gente en los corrillos de la calle, cotilleando si
es necesario ¿por qué no? los últimos acontecimientos del barrio.
Tras
medio año en un local han tenido que trasladarse unos metros más allá al lugar
que ocupan desde ayer, mucho más acogedor, más panadería. He estado observando
un fenómeno curioso en su traslado. He visto el trasiego de vecinos que iban y
venían, entraban y salían. No se trataba de curiosos, si no de gente agradecida
por su buen hacer diario que se ofrecían a echar una mano. Eso es que han
conseguido hacerse un huequito en sus corazones.
Espero
que estas líneas sean simplemente un pequeño homenaje a Vanessa y Miguel, esa joven
pareja llena de ilusión que supo desde el primer día ganarse mi confianza, y por
extensión a esa juventud harta de vagar por la triste realidad que nos rodea y que
lo está pasando mal, que pueda ver en ellos, que un día decidieron lanzarse sin
red al vacío que supone jugarse lo poco que se tiene para salir adelante, un pequeño
rayo de esperanza.
Te
aconsejo que pruebes allá donde estés, que busques tu tienda de barrio, porque
seguro que la hay y que pruebes, total poco puedes perder, y tal vez descubras
algo que no conocías y que pueda
ayudarte a conocer mejor la realidad que te rodea. Eso sí, si tienes la suerte
de vivir en Torrero no dejes de darte una vuelta por “la panadería de mi barrio”
Javier
Lozano 28 - Julio - 2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario