viernes, 31 de enero de 2014

Una sonrisa por un 5 “R”

Esta mañana hemos empezado bien el día, y digo hemos porque yo he conseguido desencadenar la alegría de dos personas más, además de la mía, la de un alumno y la de su padre. Uno de mis chicos, aquel que os conté hace tiempo que creía que las nubes las formaban las chimeneas con el humo que desprenden, ha recuperado la primera evaluación de Matemáticas. Ya ayer por la tarde, festivo en Zaragoza, al corregir su examen de recuperación me animó ver que un chico que tiene serios problemas para ir superando asignaturas y cursos, conseguía llegar a esa barrera del aprobado que casi nunca puede alcanzar.

Hemos entrado esta mañana, y él debía ser consciente de que en esta ocasión había roto sus esquemas habituales que suelen ser de notas desastrosas, porque nada más verme me ha empezado a preguntar si ya tenía su examen corregido, que por cierto tuvo que hacer días más tarde que los demás por haberse tenido que ir aquel día al médico. Ante su insistencia y tras pasar lista y poco más, me he levantado, me he acercado a él y le he pedido que me diera un abrazo. Debo aclarar que es un grupo de niños con bastantes problemas y que habitualmente vienen ellos y te piden que les abraces, es curioso. Se ha levantado con una media sonrisa y me ha abrazado, después me he mirado a los ojos y me ha soltado… “he sacado un cuatro ¿no? Y cuando le he dicho que era un cinco se ha emocionado.

Íbamos a empezar la clase cuando me ha dicho… “Podrías hacerme una foto para mandársela a mi padre” porque él sabe que con su padre, como con las familias del resto de mis alumnos, mantengo contacto directo por todos los medios posibles dependiendo del motivo y la relación, desde “guasap” hasta la típica entrevista, pasando por el teléfono o el correo electrónico en cualquier momento del día, incluso por este último incluso los festivos. No lo he dudado ni un momento, he sacado mi móvil (prohibido en horas de clase, pero la ocasión…) y le pedido a un compañero que nos hiciera una foto. Ha habido que hacer una segunda porque en la otra no se veía bien claro el “5” y una “R” que indica que ha recuperado. Seguidamente he enviado la foto en un correo al padre, al que he visto soltar algunas lágrimas en más de una ocasión ante las serias dificultades de su hijo, bajo el asunto “Hemos recuperado Matemáticas”.

Después del recreo tenía otra clase con este grupo y nada más entrar me ha preguntado si había contestado su padre. He abierto el correo y ahí estaba. Se lo he leído “Gracias Javier por todo lo que te preocupas y haces. A mí también me ha alegrado el día. Yo también espero que le sirva. Gracias de nuevo.” Tras leerlo y con una amplia sonrisa se ha sentado a hacer la recuperación que hoy le tocaba de Ciencias de la Naturaleza. Le he preguntado cómo lo llevaba y me ha dicho que estaba nervioso porque también quería aprobar ésta. Hoy está lanzado.

Sólo por este ratito ha merecido la pena madrugar esta mañana, ver la sonrisa de un niño que cuenta con pocas a lo largo del curso y la alegría del padre que también las cuenta con los dedos de… una mano y le sobran. Esperemos que la tarde sea también propicia.

Javier Lozano 30/01/2014


3 comentarios:

  1. No hay para menos Javier ,bien vale la pena el esfuerzo de uno al ver el resultado en su rostro.Gracias Javier por tu esfuerzo para todos,un abrazo desde aqui de parte de todos, y sobretodo sigue asi .

    ResponderEliminar
  2. Gracias Elena. Trataré de no cambiar nunca gracias a estos pequeños-grandes detalles que hacen que no olvide que nuestra profesión tiene que estar llena de ilusión y emociones.

    ResponderEliminar
  3. Me alegra ver que aun hay maestros por vocación. Estoy a punto de ser pedagoga, estoy en el cuarto año, y me sorprende a la vez que me alegra que tengas esa relación tan estrecha con las familias, porque a veces para algunos maestros/as la familia sobra... enhorabuena por tu trabajo, sigue asi, no cambies. Un saludo

    ResponderEliminar