En
este momento parece estar algo más tranquilo. Que lo hayan despertado para
venir a la escuela le ha cabreado como siempre, pero algo menos, y esa leche
con cacao y las madalenas le han ayudado a empezar mejor su nueva jornada.
Nos hemos saludado con algunas bromas para que empiece más relajado y el trabajo que le han puesto para hoy, una presentación en Power Point de momento, lo mantiene entretenido y trabajando de verdad. Hoy no ha soltado su enfado con esa asignatura diciendo que no le gusta y que la odia como con el inglés, la biología, la lengua, la... bueno como con todas.
Es cuestión de paciencia, de saber estar cerca de él, que sepa que mi intención es apoyarle, no tanto en las asignaturas que hace mientras le acompaño, sino en el control de sus salidas de tono y sus reacciones desmedidas, que más de un compañero y profesores han podido sufrir más de lo aceptable.
Unos días atrás me hablaron de él, unas pinceladas algo preocupantes me pusieron en guardia y, cuando lo me lo fueron a presentar, reconocí en él al chico con el que había hablado ya varias veces al encontrármelo por los pasillos, porque varias horas al día parecía habitar en ellos.
El comienzo de cada hora es igual. Despotrica contra la asignatura del momento y, además de no querer hacer el trabajo encomendado, muestra una gran agresividad mordiéndose el puño como si fuera a pegarte, y a veces la camiseta, una irritación que tengo que aplacar con palabras, bromas y dosis de cariño que pronto le aplacan, al menos unos segundos que nos permiten empezar, otras veces unos minutos que le ayudan a relajarse.
Así llevamos ya una semana, una forma de ayudarle a gestionar situaciones que ya antes de estar conmigo, antes de venir a nuestro centro, eran un verdadero problema para él, compañeros, profesores y cuantas personas se iban cruzando en su camino.
Nada augura un final feliz, existen indicadores que pronostican problemas futuros si no se actúa rápidamente, y aun así la cosa es extremadamente complicada. Hoy, lo único que puedo hacer es suavizarle las horas, que se vaya más tranquilo a casa cada mañana. El otro día vino como siempre y al final conseguí que se fuera con una amplia sonrisa. Todos contentos. Objetivo conseguido.
Fco. Javier Lozano
– 6, noviembre – 2023
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