Siempre
me ha gustado fijarme en la mirada de la gente, sobre todo si la persona está frente
a mí. En toda mi vida he visto reflejada en ella infinidad de sensaciones, emociones y sentimientos de diversos signos,
desde candidez, dulzura, sencillez o ternura, hasta el miedo, ansiedad,
angustia o la tristeza, pasando por la indiferencia más absoluta. Sí, también
el amor, acompañado de esa preciosa sonrisa que nunca puedes olvidar, claro que
sí, ¿cómo no voy a reconocerla? Seguramente, junto a la que refleja la
felicidad de un niño, la más bonita que podemos observar, tal vez porque en ese
caso el corazón echa una mano que en otras no se toma la molestia de lanzar.
Muchas
veces decimos que una mirada lo expresa todo pero ¿estamos seguros? ¿qué es
todo? Dicen que una imagen vale más que mil palabras. ¿También una mirada? No
lo tengo tan claro. Podemos acompañarla de un apretón de manos, e incluso de
una caricia o complementarla con un beso en cualquiera de sus modalidades según
el momento, la persona o la profundidad de los sentimientos expresados con
aquella, pero siempre le falta algo para alcanzar esa totalidad que le da un
sentido de plenitud.
Cada
día que pasa entiendo menos las miradas que pretenden ser sucedáneos de las
palabras ausentes, que intentan una suerte de comunicación sin que se produzca
prácticamente relación interpersonal, consiguiendo un efecto emocional
devastador que va minando a la persona, un acoso y derribo seguramente no
deseado pero que consigue sin ninguna duda, como el púgil que va buscando el
flanco que su oponente deja desprotegido una y otra vez hasta que cae en la
lona del cuadrilátero.
No
sé si seré un ser extraño por desear la palabra como base de la comunicación,
pero la necesito para poder saber con quién me cruzo en el camino de la vida, porque
precisamente esa palabra, acompañada de un lenguaje gestual adecuado, da
sentido a cualquiera de las miradas, especialmente a las más bonitas.
Mientras
tanto mi problema continuará porque me cuesta entender esa especie de lenguaje
a medias, inacabado. ¿Cómo debo responder a esa mirada?
Javier
Lozano 25- 5 - 2014
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