lunes, 10 de junio de 2019

Fin de curso con mi TDAH


Llegan los calores y con ellos las angustias, las prisas, pero en el fondo están los miedos que son muchos y variados. Miedo a ser otra vez el señalado por los profesores, por los compañeros y por todo el que me rodea en el día a día. Miedo a repetir el ya conocido fracaso, a escuchar por enésima vez la típica perorata que también comienza con cada uno de los docentes y, tras escuchar su eco en algunos compañeros, finaliza en casa con las reprimendas de siempre que nunca tuvieron efecto.

Ha sido un curso, una vez más, como el resto, luchando con esos números que me controlan, ese cinco al que casi nunca puedo llegar porque, para acceder a donde él se encuentra, tengo que atravesar bosques de fantasías y miedos, de pájaros que llaman mi atención y de miles de intenciones sin terminar, donde a cada paso, a cada intento, se apagan mis ilusiones porque me sacan de allí a gritos, de mis ensoñaciones.

Quiero que me empujes a salir de ese lugar que, lejos de ayudarme, me estropea la vida porque nadie me entiende, porque todas esas cosas que llaman mi maltrecha atención en lo cotidiano y aburrido, por qué no decirlo, llegan en el momento más inoportuno, cuando dicen que debería estar como todo el mundo en lo que se cuenta en clase, pesado algunas veces y complicado otras, pero necesario. No entiendo aún para qué, pero necesario.

Alguien debería explicarme por qué un triste número tiene que marcar mi vida diaria, además el cinco al que le tengo ya una manía... Nunca lo consigo, no me ha hecho nada el pobre, pero es que me lo lanzan una y otra vez como si fuera lo más importante de conseguir en mi vida y para mí no lo es, yo solo quiero aprender y ser feliz, pero la verdad es que me cuesta por todo lo que te estoy contando.

Ahora solo quiero que pase pronto este mes, estos días de agobios y tristezas, de malas caras y a veces gritos, de mira que no haces más que dar mal, que no trabajas nada, así nunca llegarás a ser nadie, mira tus compañeros, tu hermano si que sabe lo que es estudiar y cientos y cientos de reproches que solo consiguen hundirme más. Solo quiero que lleguen los días de correr por el campo, por las calles del pueblo y las arenas de la playa llenas de gente que no se mete conmigo y de olas que me ayudan a divertirme. Y si ha de llegar ese curso que dicen que está a la vuelta de la esquina, que no me quite a la gente que me comprende y que me ha ayudado, que no es mucha pero que la necesito, que me ayuda a ser yo, a pesar de todo lo que me rodea. Eso del TDAH, me tenía que tocar a mí. Trataré de darle la mano y seguro que un día veré que ha merecido la pena luchar desde la incomprensión que ahora siento.

Javier Lozano 9 - junio - 2019

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