jueves, 5 de julio de 2018

Las personas marcan la diferencia


Hace unos días fui con el coche a hacer algunas cosas y tuve que esperar en un lugar donde no se podía estacionar por lo que no me bajé. Mientras esperaba me fijé en el cartel que presidía la puerta principal del que fuera mi colegio desde infantil hasta que salí de él para ir a la universidad.

Arriba, bien alto, el letrero indicaba algo que no me llamó en absoluto la atención. Aclaraba que se trata de un colegio bilingüe. Pero eso ¿no es importante? Claro que lo es pero ¿no lo son hoy casi todos? Pues sí, como también en un tiempo no excesivamente lejano todos anunciaban su apuesta por las TIC's y desde hace menos años por la innovación.

Todos estos cambios son necesarios, yo diría que imprescindibles, para una educación del futuro, no esa que tanto se empeñan en vendernos, la de los puestos de trabajo que hoy todavía no existen, sino la que ya hoy debemos pensar para que cuando lleguemos a ese instante esos puestos no sean ya, como muchos de hoy, historia.

El problema está, no en los medios o estrategias a utilizar, muchas tan antiguas como la necesidad de educar, con más años que los que las pretenden aplicar y hoy descubiertas por muchos neófitos en estos y otros temas puramente educativos o pedagógicos. Su voluntad, con fines más o menos altruistas en unos casos, y más o menos empresariales o corporativos en otros, está fuera de toda duda, pero ¿es ese el camino que acerca al docente al alumno y a este a la metacognición? ¿Trabajamos correctamente en el desarrollo cognitivo de nuestros alumnos y en la transferencia y duración en el tiempo de su efecto en el aprendizaje?

En realidad, como cuando vamos a comprar algo a una tienda y nos fijamos en aquello que resalta más en el escaparte por color, tamaño o cualquier otra característica que supera a los objetos que tiene a su alrededor, en nuestros centros deberíamos tratar de conseguir un efecto similar y buscar esas diferencias que realmente nos distingan del resto.

Unos padres preocupados por la educación de su prole, cuando buscan un colegio, quieren lo mejor y eso no suele ser lo que todo el mundo tiene por inercia comercial en esta pelea por conseguir cada día más alumnos en sus aulas, sino aquello que no aparece en los carteles y que la mayoría pasa por alto y que es realmente lo que hace que un centro tenga ese espíritu de progreso, de innovación real, lo que marca la verdadera diferencia.

El motor de un buen funcionamiento es el profesorado, su ilusión, su vocación, las ganas de entregarse a esas personas que a diario entran en sus aulas. Unos docentes bien tratados por sus equipos directivos y con una buena formación son la mejor inversión en futuro para sus centros y, en consecuencia, para sus alumnos, independientemente por supuesto de características personales como sexo, edad y otras muchas que pueden diferenciar a unas personas de otras pero no hacerlas mejores o peores, sino sencillamente diferentes.

¿Cuál será el próximo reclamo educativo? ¿Se seguirá dejando a muchos docentes de lado? ¡Apañados vamos!

                                                           Javier Lozano, 5 - Julio - 2018


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