Ayer
tuve la suerte de poder convivir una día entero en Épila con gente que vive la
educación, no la de los libros y papeles, no la de aquí mando yo, ni la de tú
estate quieto, tampoco esa de jerarquías establecidas en aras de una
tranquilidad que termina engordando egos y que marca distancias entre personas
que deberían trabajar de la mano, nada de eso, nada de individualismos ni de
alcanzar medallas imaginarias en pechos que tampoco las merecen. Pude constatar
una realidad que se está produciendo en la comarca de Valdejalón y que supongo
que, igual que todo, tendrá sus detractores pues aún tengo que conocer el
primer proyecto que cueste esfuerzo y que guste a todo el mundo.
Vi
docentes ilusionados, algunos de estar solos y perdidos, casi abandonados a su
suerte en un pequeño pueblo, han pasado a conocer lo que hacen todos sus
compañeros en los pueblos dispersos por toda la comarca, conformando una auténtica
red, hoy que tanto se habla de redes de todo tipo. Haciendo una formación que
más parece reunión de amigos que se divierten con lo que hacen, en vez de tediosas
sesiones formativas sin interés alguno para no sé sabe muy bien qué objetivos a
pie firme.
Conocí
a familias ilusionadas al no verse solas, al ser llamadas a colaborar con los
centros, pero no cómo suele hacerse siempre de forma casi simbólica, sino de
verdad, en el día a día y según sus disponibilidades, participando en cuestiones
casi siempre vetadas para ellas. La LOMCE consiguió alejar a las familias sibilinamente de los centros
educativos mientras que este proyecto está consiguiendo de manera clara y
contundente el efecto contrario, sin trabas, sin tapujos, a cara descubierta.
Por
fin conocí gente que se dedica a la política, aunque sea en pequeñas
localidades, que permanece en unas jornadas desde el primer segundo hasta que
nos despedimos todos a la salida en el último instante, sin una excusa,
problemas de agenda o mil reuniones. En esta ocasión no, porque el objetivo
final necesita también de ellos.
Nos
reunimos muchas personas de todo Aragón, de toda España y hasta de Portugal, se
hicieron multitud de talleres y ponencias, y pendientes de todo ello allí
estaban los verdaderos protagonistas de todo este movimiento educativo, los jóvenes,
chicos y chicas que esperan un futuro mejor y para eso trabajan por ello como
los que más, pero para lograrlo deben ser apoyados y ayudados hasta el extremo
por toda la Comunidad Educativa que conforman cuantos asistentes de ayer os he
nombrado, docentes, familias, instituciones… aunque como decía los auténticos artífices
del éxito de este proyecto son ellos, como lo han sido estos dos días. Es difícil
imaginar un evento de tal magnitud donde desde la recepción de asistentes hasta
la solución de problemas de tipo organizativo, informáticos, de esos de
resolver en cuestión de segundos, asistencia a ponentes, servicio de cafetería
y todo lo imaginable estuvo controlado a la perfección por chicos y chicas muy
jóvenes con una decisión y una efectividad que nos sorprendió a todos.
Detrás
de todo esto hay instituciones, asociaciones, centros y mil cosas más, pero sin
estos jóvenes y la unión e implicación por ellos y por un futuro mejor para todas
las personas que convivimos juntos nada sería posible. Después de asistir como
ponente a estas II Jornadas de Educación “Valdejalón por la Educación” tengo la
sensación de que un mundo mejor sí que es posible.
Javier
Lozano, 27 – mayo - 2018
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