Sigo a vueltas con el fin de
curso y sus consecuencias, tanto físicas como psíquicas, en las que el
cansancio de todo tipo va haciendo estragos. En mi caso no tengo ninguna duda
que los años, cada vez por pura lógica vital, tienen un poco más que ver pero
¿y en los alumnos? porque yo pienso en cómo me afecta a mí, puesto que lo voy
sintiendo a cada segundo que pasa en mi ánimo y en esas ganas de que todo
llegue a su fin, como ya he comentado en los últimos tiempos, pero ¿y en el caso
de los alumnos? ¿y si además tienen algún tipo de problema? ¿alguien piensa en
ellos?
Ya
sé que todos, especialmente los que como yo os dedicáis a patear cada días
aulas y aulas llenas de niños y niñas, de mayor o menos edad, con más o menos e
incluso nulas ganas de trabajar, me diréis que sí, y no os falta razón, pero
analicemos muy por encima si eso es real, si obedece nuestra preocupación a sus
auténticas necesidades o simplemente nos referimos al plano administrativo, al
vulgar papeleo que a ellos les afecta en última instancia pero que no llega ni
de lejos a satisfacer sus auténticas necesidades, las que realmente nos
deberían preocupar.
Me
explicaré. Cuando decía superficialmente era por dejar de lado cuestiones
seculares, esas que hablan de contenidos adecuados, de clases amenas, de
métodos más o menos avanzados, etc. más bien me refiero a ese tipo de cosillas
que probablemente preocupan a menos gente de la que debería (padres, alumnos y
cada día más a algún que otro docente) y a las que seguramente no sabemos dar respuesta, ni tan siquiera
acercarnos a un apaño que pudiera aproximarse a un lejano atisbo de solución.
Concretando,
en estos días finales en que el calor va a empezar ya en cualquier momento a
pasar factura y a hacer de nuestras clases hornos de niños y profesores, vamos
a vivir una situación similar a la que se vive a diario en muchas casas con los
deberes mandados a diestro y siniestro sin tener demasiado en cuenta las
cantidades ni el resto de asignaturas y, claro está, mucho menos el tiempo
libre, ese que para muchos niños, especialmente si les cuesta algo más que al
resto tal vez debido a algún problema de aprendizaje, trastorno, síndrome, etc.
es un bien escaso.
De
repente, estas personillas que maltratan sin mala intención nuestras ya
vapuleadas neuronas, se encuentran con que en pocos días deben realizar
controles, exámenes o, como decía una profesora de la carrera no sin cierto
humor, si no negro sí de un gris bastante oscuro, encuentros escritos, pero no
uno, ni dos, sino en más de una ocasión casi tantos como clases de ese día. Ya
sé, nos falta tiempo pero tenemos que pensar un poco más en ese tipo de
situaciones y articular alguna forma para favorecer que no se produzcan. También
tengo muy claro que no es fácil, sólo insto a pensar en algo que me preocupa
como docente y que sé que a más compañeros también. No sé si habría alguna
alternativa, y si la hay no debe ser sencilla, porque si no estaríamos hablando
de otros temas, pero no debemos dejar de pensar en mejorar en esta situación,
en aliviar estos días finales en las que todo estamos cansados, y nuestros
alumnos también. Pero en función de sus edades, de su problemática académica
personal ¿es imprescindible hacer tantos exámenes juntos? Después de diez meses
trabajando codo a codo con un alumno ¿es indispensable hacerlos hasta el último
momento? En todo proceso educativo, como en cualquier otro de la vida, debe
evaluarse para comprobar su eficacia y plantear posibilidades de mejorar, pero
¿quién dijo que evaluar sea única y exclusivamente hacer exámenes? Tal vez
debíamos replantearnos el tema de la evaluación sin prisa pero sin pausa.
Javier
Lozano
06/06/2013
cuerdo. En mi colegio, hemos creado un mecanismo para tratar esta situación. Se excusa o releva al estudiante de su obligación con los finales si al final del semestre: tiene 95% o + en la clase, 90% o + en discipina o conducta, 3 aisencias o -, 3 tardanzas o menos (Esto último considerando a los que se han enfermado durante el semestre con el certificado mco). Llevamos cerca de 20 años usando este sistema y ha funcionadema y ha funcionado. De hecho, ha servido de motivación para los estudiantes den lo mejor de ellos y ellas.
ResponderEliminar¡Saludos desde Puerto Rico!
Me parece una buena forma de eliminar esos pesados exámenes. Durante un curso entero ha dado tiempo de comprobar si el alumno ha asimilado o no los contenidos. Habrá que tenerlo en cuenta.¡Cuánto tenemos que aprender unos de otros! Muchas gracias Elsita. Besos desde Zaragoza (España)
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