martes, 1 de noviembre de 2022

"Feliz por una simple radiografía"

 

Hace unos días, una simple radiografía me alegró el día. Te parecerá extraño, pero así fue.

 Salgo de la escuela con el tiempo justo para no ahogar a la compañera que se quedaba con mis chicos y al llegar me las veo y me las deseo para poder aparcar en zona azul. Voy corriendo y al llegar al ambulatorio compruebo que me he dejado la mascarilla clínica en el coche, pero recuerdo que llevo una homologada de tela en el bolsillo y me la pongo antes de entrar.

 Se abre una puerta y sale una mujer con una señora mayor del brazo, la lleva hasta su acompañante y se dirige hacia mí. Lo sabía pensé, mi mascarilla no es la reglamentaria es ese lugar. Pronuncia mi nombre, me pregunta si soy yo, y me pide que pase. Abre la puerta y, cuando espero que me diga algo sobre la dichosa mascarilla, me dice que yo fui el tutor de su hijo hace unos años y nada más escuchar su nombre se abre otra puerta, la de ese gran espacio que ocupan los maravillosos recuerdos de muchas de las personas que han ocupado nuestras aulas y también nuestros corazones mientras han estado ante nosotros.

 Poco a poco se agolpan imágenes ante sus palabras, afirmaciones que a mi entender son excesivas, pero que me llenan de alegría. “Mi hijo llegaba de repetir el último curso de primaria en otro colegio y desde que te conoció fue otro” “Mi hijo es el que es hoy gracias a ti” “En casa te recordamos con mucho cariño y te nombramos muchas veces” “Todavía tiene en su habitación aquella foto que le trajiste dedicada por Aíto García Reneses de Sevilla por lo que le habían hecho en el recreo aquel día” …

 Me agradeció también que en aquellos momentos la sacara de dudas cuando no sabía si el chico podía tener déficit de atención y le explicara qué era aquello, además de dejarle mi primer libro sobre el tema “Juanito y su TDAH. Ser feliz es posible”.  

 Estoy seguro de que, si este gran chico es hoy una buena persona, es quién es y cómo es, quizá yo pude influir en algo, tal vez en darle herramientas para desenvolverse mejor en su día a día, en la vida, pero no me cabe la menor duda de que ha sido él mismo con su esfuerzo y también con el apoyo de su familia quien lo ha conseguido.

 Siempre digo a mis alumnos que, si cuando pasen muchos años, diez, quince, veinte… aunque tal vez yo ya no exista, me recuerdan, es que hice bien mi trabajo. Esta madre me lo confirmó. Consiguió hacerme feliz por unas horas.

                                         Fco. Javier Lozano, 1 – noviembre – 2022

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