Ya
han pasado dos días de la I Jornada
sobre Abordaje Interdisciplinar del Acoso Escolar celebrada en el Caixaforum de
Zaragoza, y siguen resonando en mi cabeza palabras, ideas y frases que
deberían ser imprescindibles en nuestro lenguaje de educadores, parte del motor
que haga funcionar todo lo necesario para luchar contra el acoso escolar
primero y para tratar de erradicarlo después.
Me
siento orgulloso de haber participado junto a un grupo de ponentes excelentes,
de los que siempre se aprende algo nuevo. Me ilusiona pensar que estamos todos
en el mismo barco para salvar del naufragio vital a muchos jóvenes, alrededor
del veintiséis por ciento, que sufren acoso escolar en nuestros centros, pero
más me alegraría comprobar que poco a poco los docentes implicados son cada día
más, por eso este tipo de jornadas deben ser el efecto multiplicador para ello,
uniendo nuestros esfuerzos con el de las familias, las direcciones de los
centros o las instituciones.
Hablando
de instituciones, algo realmente positivo fue la presencia de Ángel Dolado,
nuevo Justicia de Aragón, algo así como el Defensor del Pueblo a nivel nacional.
En primer lugar, porque quizá sea la primera vez que la personalidad anunciada
para presentar un acto aparece, al menos en las que he participado en muchos
años, pues siempre asiste alguien en representación del anunciado que puede ser
desde algún personaje de la corona, hasta el presidente de alguna comunidad
autónoma o alcaldes, pasando por ministros. En esta ocasión fue él y totalmente
implicado en lo educativo en general y en la lucha contra el acoso escolar en
particular. Desde aquí mi agradecimiento por esto y por su sencillez y
humanidad.
Me
gustaría comprobar la implicación de toda la comunidad educativa, que día a día
se hace prevención, que nunca más tengamos que arrepentirnos de un suicidio que
se podía haber evitado, que alumnos y alumnas se sientan protegidos en el
centro escolar porque se actúa inmediatamente y se contiene al que realiza un
acto tan inaceptable contra otro compañero. Como docentes debemos estar muy
atentos, no tolerar la más mínima falta de respeto a otra persona que convive
en el aula, el patio o los pasillos. Ni una patada, ni una risa, nada que
humille a la persona ni la ponga en el disparadero de un nuevo caso.
Por
último que nadie tenga que cambiar de centro por ser acosado, pero que tampoco
se deje de lado a esas personas que hacen daño a los demás, en primer lugar
porque si no se actúa sobre ellos difícilmente se recuperarán como personas
para un futuro y seguro que tras ellos hay mucha oscuridad y tal vez dolor,
pero también porque si no se hace nada, será inevitable que la lista de
personas agredidas física o psicológicamente de manera inaceptable sea cada vez
mayor y esto hay que pararlo YA.
Los
protocolos son para ser usados, úsense. Los centros deben saber que la justicia
está por encima de su propia imagen, que esconder un caso de violencia solo
puede llevar a multiplicar la violencia y que para solucionarlo deben recurrir
a alguien externo y no ser juez y parte ante un caso grave de violencia
escolar.
Únicamente
podremos llegar lo más cerca posible del fin de esta lacra si estamos atentos a
cada conducta en el aula y en general fuera de ella, pero sobre todo si alumnos,
profesores y familias caminamos juntos
de la mano evitando el dolor que se produce y ayudándonos entre todos ante
cualquier dificultad.
Javier
Lozano - 30 - abril - 2018
Bravo,bravo por ti amigo por todo lo que haces por los chicos. Grande
ResponderEliminarUn abrazo enorme
Holaya/Ceuta
Gracias a ti. Desde que tengo conciencia me gustó este trabajo y siempre he luchado y seguiré luchando por ellos hasta mi último día. Besos
ResponderEliminar