lunes, 30 de abril de 2018

Gran Jornada contra el acoso escolar


Ya han pasado dos días de la I Jornada sobre Abordaje Interdisciplinar del Acoso Escolar celebrada en el Caixaforum de Zaragoza, y siguen resonando en mi cabeza palabras, ideas y frases que deberían ser imprescindibles en nuestro lenguaje de educadores, parte del motor que haga funcionar todo lo necesario para luchar contra el acoso escolar primero y para tratar de erradicarlo después.

Me siento orgulloso de haber participado junto a un grupo de ponentes excelentes, de los que siempre se aprende algo nuevo. Me ilusiona pensar que estamos todos en el mismo barco para salvar del naufragio vital a muchos jóvenes, alrededor del veintiséis por ciento, que sufren acoso escolar en nuestros centros, pero más me alegraría comprobar que poco a poco los docentes implicados son cada día más, por eso este tipo de jornadas deben ser el efecto multiplicador para ello, uniendo nuestros esfuerzos con el de las familias, las direcciones de los centros o las instituciones.

Hablando de instituciones, algo realmente positivo fue la presencia de Ángel Dolado, nuevo Justicia de Aragón, algo así como el Defensor del Pueblo a nivel nacional. En primer lugar, porque quizá sea la primera vez que la personalidad anunciada para presentar un acto aparece, al menos en las que he participado en muchos años, pues siempre asiste alguien en representación del anunciado que puede ser desde algún personaje de la corona, hasta el presidente de alguna comunidad autónoma o alcaldes, pasando por ministros. En esta ocasión fue él y totalmente implicado en lo educativo en general y en la lucha contra el acoso escolar en particular. Desde aquí mi agradecimiento por esto y por su sencillez y humanidad.

Me gustaría comprobar la implicación de toda la comunidad educativa, que día a día se hace prevención, que nunca más tengamos que arrepentirnos de un suicidio que se podía haber evitado, que alumnos y alumnas se sientan protegidos en el centro escolar porque se actúa inmediatamente y se contiene al que realiza un acto tan inaceptable contra otro compañero. Como docentes debemos estar muy atentos, no tolerar la más mínima falta de respeto a otra persona que convive en el aula, el patio o los pasillos. Ni una patada, ni una risa, nada que humille a la persona ni la ponga en el disparadero de un nuevo caso.

Por último que nadie tenga que cambiar de centro por ser acosado, pero que tampoco se deje de lado a esas personas que hacen daño a los demás, en primer lugar porque si no se actúa sobre ellos difícilmente se recuperarán como personas para un futuro y seguro que tras ellos hay mucha oscuridad y tal vez dolor, pero también porque si no se hace nada, será inevitable que la lista de personas agredidas física o psicológicamente de manera inaceptable sea cada vez mayor y esto hay que pararlo YA.

Los protocolos son para ser usados, úsense. Los centros deben saber que la justicia está por encima de su propia imagen, que esconder un caso de violencia solo puede llevar a multiplicar la violencia y que para solucionarlo deben recurrir a alguien externo y no ser juez y parte ante un caso grave de violencia escolar.

Únicamente podremos llegar lo más cerca posible del fin de esta lacra si estamos atentos a cada conducta en el aula y en general fuera de ella, pero sobre todo si alumnos, profesores y familias caminamos  juntos de la mano evitando el dolor que se produce y ayudándonos entre todos ante cualquier dificultad.

Javier Lozano - 30 - abril - 2018

2 comentarios:

  1. Bravo,bravo por ti amigo por todo lo que haces por los chicos. Grande

    Un abrazo enorme

    Holaya/Ceuta

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  2. Gracias a ti. Desde que tengo conciencia me gustó este trabajo y siempre he luchado y seguiré luchando por ellos hasta mi último día. Besos

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