martes, 31 de octubre de 2017

Nunca por un maldito número

Su tutora me lo dijo. La niña estaba preocupada y aseguraba que trabaja. Su problema radicaba en esta ocasión en un maldito número que se encuentra en la frontera que separa el aprobado del suspenso y, en muchos casos, si la noticia de ese cuatro con cinco llega a casa, también en la que decide entre la reprimenda y la felicitación.

Un número sencillamente es lo que es, un número, una simple cantidad que refleja un momento determinado del aprendizaje y vaya usted a saber cómo estaba el alumno en ese preciso instante porque su TDA le ha escondido, no se sabe si por el reflejo de la blancura del papel o tras la sombra del bolígrafo, datos que le eran imprescindibles para conseguir ese resultado que al final le hubiera ayudado a conseguir el anhelado cinco. Pero…  ¿estamos locos? ¿Nos creemos dioses?

La frontera entre el éxito y el fracaso la debemos eliminar nosotros, porque somos los únicos que podemos hacer comprender al alumno que ese límite lo puede vencer con su esfuerzo y el interés que pone, y que en otros momentos tal vez ha escaseado, pero ¿quiénes somos nosotros para manejar y dirigir las emociones de un niño o niña, incluso tal vez minando poco a poco, con este tipo de decisiones, el camino por el que pueda empezar a dirigir su futuro? Nuestro papel es, con tiento y mesura, con sensibilidad y humildad, a la vez que con cierto rigor, que no prepotencia, ayudarle a entender el sentido de ese dichoso número y hacerle ver que en sus manos, y con nuestra ayuda, está el ir transformando ese aprendizaje para que al final mejore y probablemente será otro número algo superior quien nos lo dirá, pero tengamos más cuidado.

Hablé con ella porque a partir de ese momento iba a estar conmigo en clase. Su gesto era triste y de decepción, seguramente con ella misma. Se veía ante algo insuperable, ¡un cuatro con cinco! ¡Qué horror! Un simple número que ahogaba sus ilusiones y que le hacía ver, allá a lo lejos, un negro final de evaluación que, traducido a un lenguaje que suele rodear a estos niños, viene a decir ¡eres un desastre! ¡no vales para esto! Imaginaos por un momento que esto le ocurre en otra asignatura más ¿lengua? ¿inglés? ¡qué más da! Sea la que sea multiplica el efecto devastador en su ya maltrecha autoestima, arruinando las pocas ilusiones que todavía permanecen en ese dolorido corazón. Pues imaginaos otra y otra… al final ¿para qué seguir esforzándose? ¿para qué atender? Mejor no hacer nada y perderse en sus devaneos mentales, en esos mundos en que la gente que le hace daño no puede entrar, ni tan siquiera se imagina cómo son.

Tras convencerle de que un número no iba a estropear su maravilloso trabajo, de que entre los dos, porque me he puesto a su lado, íbamos a ser capaces de dejar pequeño a ese cuatro con cinco, una sonrisa volvió a su cara y desde ese día, y ya van unos cuantos, no ha dejado de sonreír. Ya no le importa el siguiente número, sólo trabajar y hacerlo cada día mejor, y si vieseis cómo se esfuerza sin dejar de sonreír… ¿Perder la ilusión? ¡Nunca por un maldito número!

Fco. Javier Lozano 28 - octubre - 2017

8 comentarios:

  1. Cómo siempre eres el mejor Javier, esa niña va estar agradecida contigo eternamente, ojalá yo hubiera tenido profesores como tú , gracias a dios que he vuelto a estudiar y ya no me siento tan pequeña,y tan inútil, afortunadamente ahora hay muy buenos profesionales, que lo que quieren es enseñar, y se dan cuenta que el alumno quiere aprender.Muchas gracias por ser como eres y saber ver mas allá de un número,ojalá esa niña pueda sacar lo mejor de ella, y sobretodo sea feliz y sonría todos los días.<3

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    1. Sabes Ana Cris que hay que intentar que pille la marcha y de momento ahí va. Gracias por tus preciosas palabras como siempre

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  2. Si eso está muy Bien en la teoría pero en la práctica no todos estan con los alumnos tan atentos.... Pero la reflexión está muy bien

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    1. Ya sabes Beatriz que yo no cuento mi teoría, es mi práctica. Lo importante es que cada día alguno más se vaya sumando a este barco en el que tienen cabida los alunos que nos necesitan. Que reflexionen a ver si se dan cuenta. No es tan complicado.

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  3. Excelente. Ojala todos los maestros lo comprendieran asi, cuantos genios escondidos podrían brillar desde pequeños!

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    1. Se trata de echarle ganas e ilusión, lo que hemos llamado siempre vocación seguramente. Hay muchos barcos naufragando en este mar de la educación que pueden ser reflotados. Hacen falta ganas únicamente.

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  4. Que verdad! Por un numero... A menudo ese numero dinamita las ilusiones, la felicidad, la autoestima etc... Ese numero a veces,demasiadas veces quizás, hace que tiremos la toalla y... si no tenemos nadie que nos haga reflexionar y ver todo de forma diferente, pues no volvemos a retomar las riendas. Que triste! Por un número, pero así es!

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    1. Qué razón tienes Rosa y lo triste es que dinamita también esas cosas en las familias. Gracias amiga

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