miércoles, 17 de marzo de 2021

Contracorriente

Ya, ni por educación, me saludas y ni me miras al entrar al aula. No te preocupes, yo sigo fijándome en cada detalle para poder ayudarte. Rechazas mi ayuda porque prefieres no apearte de tu enfado. Tranquilo, estaré atento a cualquier momento en que quieras utilizar mi trabajo para apoyarte. Hablas de mí, sin mirarme, para que escuche tu comentario y salte airado. Nada, espero que alguna vez sea cara a cara y podamos compartir nuestras opiniones tal vez enfrentadas, pero no irreconciliables. La educación y el respeto deben presidir cualquier relación entre profesor y alumno. Te saltas las más mínimas normas con descaro porque crees que, como otros profesores que has tenido, voy a enfrentarme a ti. Pierdes el tiempo, para educar, la paciencia es una herramienta muy valiosa. Lo aprenderás con los años.

La cuenta atrás para que tu curso termine sigue su marcha y con él tus oportunidades de vencer tus egos, marcados seguramente por la edad que estás viviendo y que acabarán también con tu posible éxito académico, solo por no querer dar tu brazo a torcer, ese que te hace pedir mientras no aportas casi nada, cuando exiges cosas que tú luego no cumples y vulneras sin la más mínima decencia y respeto a los demás, cuando quieres que se te escuche sin escuchar a nadie agazapado en tu grito exigente y tu visceralidad.

 Todavía recuerdo la última vez que reconociste el error que supone saltar en una situación sin escuchar razones. Al día siguiente, cuando comprendiste lo ocurrido, un abrazo y tus disculpas lo cerraron todo, reconociendo que esa forma de actuar no sirve de nada.

 Espero que no sea tarde para que al final consigas tus objetivos académicos y profesionales por encima de todo, hasta de nuestra posible buena relación en clase, pero que nuca falte un mínimo de respeto, porque el ser humano en eso debe distinguirse del resto del reino animal. El educador que llevo dentro no se rinde, aunque emocionalmente trates de destruirme. Poniendo a prueba mi paciencia estás perdiendo el tiempo, ese que necesito para ayudarte a crecer, aunque ahora no lo veas.

                                                Fco. Javier Lozano, 12 – febrero – 2021

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