jueves, 22 de mayo de 2014

La sonrisa de Manfredo

En el mercadillo de Berlín donde estaba la cajita misteriosa, de la que os hablé hace un tiempo, también abundaban las fotos en blanco y negro que me recuerdan algunas que tengo por casa en algún álbum de mi más tierna infancia, porque yo también fui pequeño, de verdad.

Entre todas ellas una carita sonríe pidiendo que le correspondas. Lo haces y enseguida sientes ineludible la necesidad de acercarte. La tomas en tu mano, miras su reverso y compruebas que Manfredo te sonríe desde su cuna colocada en la puerta de su casa. Sólo tiene seis meses y medio. De repente ves la fecha que pone “Oktober 1942” ya lejos de este 2014 y que tal vez ese niño con setenta y dos años más haya perdido ya parte de esa dulce sonrisa y su curiosa cresta o ya, ni exista. El tiempo borra casi todo y las circunstancias de aquellos años no eran las mejores de aquella Alemania totalmente distinta a la actual.

¡Qué habrá sido de él! de su cuna, de todas sus ilusiones, si es que algún día llegó a tenerlas. Esa sonrisa, que te cautiva cuando miras su carita, muestra una candidez y una ternura difíciles de creer absorbidas y deformadas por el destino tan implacable como injusto que pudo arrastrarle hasta nadie sabrá jamás que abismos.

Los indicios que nos llevan hasta él en un triste mercadillo berlinés, rodeado de otros objetos, tan extravagantes como inusuales e inútiles algunos de ellos, no dicen mucho a favor de una infancia recogida en algún momento tras ser esparcida por el suelo de un viejo inmueble tal vez sucio y desvencijado donde la vida abandonó allí sus últimos andrajos.

Me temo que la sonrisa de Manfredo no es casual, en ella trata de exprimir inconscientemente sus alegrías, las que la vida le va dando de momento, porque no sabe lo que le espera y quiere vivir la vida antes de que se le vaya de sus tiernas y gordezuelas manitas. O tal vez pudo haber conocido a la chica de la foto que también encontré tiempo atrás y de la que os conté alguna cosa. La vida puede deparar tantas sorpresas…

Otro día os hablaré de Ulrike.
Javier Lozano 21- 5 - 2014

No hay comentarios:

Publicar un comentario